sábado, 30 de agosto de 2025

POSTALES DESDE EL VERANO 2025: Laredo








































Hablar de Laredo es hablar de uno de los destinos de playa más conocidos de la costa cántabra. Salvando las distancias es como un Benidorm o un Salou pero en el Cantábrico. Salvando mucho las distancias, pues a pesar de los desmanes urbanísticos, se aprovecha de todos los atractivos que ofrece el norte de España. Su arenal de la Salvé, con más de cuatro kilómetros de longitud, es un imán para miles de turistas cada verano. El encanto marinero de su casco antiguo, con calles estrechas y empedradas, queda en ocasiones desdibujado entre el bullicio de visitantes que llegan atraídos por el sol y la playa.

Frente a la extensa playa, se eleva el Monte Buciero, que acoge el famoso Faro del Caballo, un emblema del litoral cántabro y un mirador privilegiado sobre el mar Cantábrico.

Más allá de la playa de la Salvé y del bullicio veraniego, Laredo guarda una historia fascinante ligada a la monarquía española. La villa fue uno de los puertos más importantes del Cantábrico durante la Edad Media y el Renacimiento, y ese protagonismo hizo que estuviera presente en momentos clave de la Corona.

Uno de los episodios más recordados es la partida de la emperatriz Isabel de Portugal, esposa de Carlos V, que desembarcó en Laredo en 1526 para dirigirse a Sevilla y contraer matrimonio con el emperador. También en este puerto, en 1556, Carlos V eligió embarcarse rumbo a su retiro definitivo en el Monasterio de Yuste, en Cáceres. Esa escena histórica todavía hoy se recuerda como símbolo del esplendor pasado.

Al recorrer el casco viejo, la Puebla Vieja, uno puede sentir esa herencia. Iglesias como la de Santa María de la Asunción, con su imponente arquitectura gótica, o las casas solariegas con blasones, son testigos de aquellos tiempos de esplendor.

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