martes, 5 de agosto de 2025

POSTALES DESDE EL VERANO 2025: Desde el balcón de la plaza Mayor


El sol de agosto ya caía a plomo sobre los adoquines de la Plaza Mayor cuando ella abrió las contraventanas blancas de su pequeño apartamento turístico. Vestida con un vaporoso vestido de lino, descalza, salió al balcón con la calma de quien no tiene prisa.

Madrid comenzaba a desperezarse como cada día, pero con ese ritmo lento que solo permite el verano.

Los camareros arrastraban las sillas metálicas sobre el empedrado, preparando las terrazas bajo los soportales. Un niño perseguía a las palomas, que levantaban el vuelo con desgana, como si ni siquiera las aves tuvieran fuerza para volar tan temprano. Un artista callejero comenzaba a colocar sus láminas en el suelo, sujetándolas con piedras, murmullo de idiomas mezclados, en el tintinear de tazas de porcelana y cucharillas que llegaba desde la  cafetería de abajo. El aire olía a café recién hecho y a pan tostado. A ciudad que despierta con calma, sin sobresaltos.

—Mamá, estoy en Madrid. En la Plaza Mayor. Desde este balcón se ve preciosa —dijo, con una sonrisa que la otra, aunque a cientos de kilómetros, pudo intuir perfectamente.


 

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