La luz del verano se cuela por
las vidrieras de Kiko Argüello y tiñe de colores el respetuoso silencio de la
catedral de la Almudena. Hace calor fuera, bullicio, turistas, cámaras. Pero
dentro, la frescura del mármol y la solemnidad del lugar te ofrecen un respiro
de luz y temperatura en pleno verano madrileño.
En pleno corazón de Madrid, frente al Palacio Real, es el principal templo de Madrid y una de sus construcciones más singulares, que sorprende por su interior luminoso, su cúpula colorida y su moderna cripta. Su historia es relativamente reciente: se consagró en 1993 por el papa Juan Pablo II, presente en una de las capillas, como de otros santos y beatos contemporáneos.
Construida muy cerca del emplazamiento de la anterior y muy antigua iglesia de Santa María de la Almudena, que se levantó a su vez sobre una mezquita, la catedral está dedicada a la Virgen de la Almudena, patrona de Madrid. El nombre de esta virgen y catedral derivan de la palabra árabe al-mudayna, que significa "ciudadela". La catedral está ubicada en el centro histórico de Madrid y su arquitectura mezcla estilos neoclásico, neogótico y neorrománico. Esa mezcla de reminiscencias antiguas con una modernidad sorprendente es parte de su encanto.
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