viernes, 31 de marzo de 2023

CARTAS COFRADES 2023-IX: Viernes de Dolores


 Ya es Viernes de Dolores, día muy esperado porque, sin esperar al Pregón, muchos damos por iniciada la Semana Santa. Hasta 14 actos públicos nos convocan en la calle, en colegios e iglesias en este pórtico de la Pasión . Viacrucis, eucaristías y procesiones con dos imágenes tan valiosas como el Ecce Homo del Portillo o el impresionante Calvario de la Esperanza Trinitaria. Y una gran devoción a la Virgen de los Dolores. 

Aunque el Concilio Vaticano II tomó la decisión de suprimir la conmemoración de los Dolores de la Virgen en este día, conservando la fecha del 15 de septiembre en la liturgia, la Iglesia deja que, ahí donde la devoción y la tradición muestre un fervoroso arraigo, pueda celebrarse con todas las prerrogativas que le son propias. Y en Zaragoza, ciudad mariana donde las haya, no podía ser de otra forma. A los viacrucis unimos el septenario de la Congragación de Esclavas o la festividad de la Dolorosa.  

Hace unos años, la Hermandad de San Joaquín, en la celebración del 75 aniversario de la creación de su Sección de la Virgen de los Dolores, editó una publicación donde Bernardino Lumbreras realizaba unas reflexiones teológicas sobre los llamados "dolores" de la Virgen. Bernardino nos transmitía como en España desde hace siglos se desarrolla un culto especial a “la Dolorosa”, en torno a los pasos y procesiones de Semana Santa. La imagen de la Virgen desvinculada del Calvario es motivo de celebración jubilosa, y busca, no tanto la representación del dolor como un simbolismo que la convierta en coprotagonista de la pasión. De este modo, al igual que la Pasión se desarrolla en las escenas del viacrucis, la imagen de la Mater Dolorosa lo hará con los siete Dolores, cuatro de ellos momentos claves de la Pasión: Jesús carga con la Cruz, la Crucifixión, el Descendimiento y la Sepultura.

Con estos, nos decía Bernardino, centramos la atención de la espiritualidad cristiana en acontecimientos y experiencias de la vida de la Virgen. El ejemplo de su vida y la respuesta que tuvo ante las experiencias que le sobrevinieron pueden fortalecer y alentar nuestra vida cotidiana para que nos enfrentemos con entereza a nuestra propia cruz. María acompañó a Jesús en sus experiencias dolorosas y podemos recurrir a Ella con la confianza de que sea el soporte y el ánimo en los momentos difíciles de nuestras vidas. Con la Virgen estamos al pie de la cruz de Cristo y con Ella esperamos ser ejemplo de compasión y amor para los demás. María está presente en la muerte de Jesús y, por lo tanto, es modelo de fidelidad en medio de la confusión y de la oscuridad interna. Pero, a la vez, es signo de promesa de una vida nueva que nace del dolor de la cruz. Ella es también esperanza de la posibilidad de un mundo nuevo.

Con todo esto que nos contaba Bernardino mucho mejor, desde luego no puede haber mejor celebración que la de hoy para abrir la puerta a la Semana Santa, para abrirla a esa manera tan singular que tenemos los cofrades, desde la piedad popular, de vivir y transmitir la espiritualidad cristiana. 

Tienen suerte las cofradías de contar con Bernardino, uno de los nuestros. Cofrade y teólogo. Ahora solo hace falta que lo leamos los cofrades. Hace años se editó un pequeño folleto titulado Teología cofrade: Más allá de la procesión. 13 hojas que no tienen desperdicio y sin embargo apenas tuvo difusión. La reflexión en el programa de la Cofradía del "Silencio", con el título El silencio de los descartados nos da, en pocas líneas, el sentido que tienen nuestros pasos por las calles de la ciudad, enlazado con la importancia que concede el papa francisco a la religiosidad popular.

La imagen de una de nuestras "Dolorosa", la de las "esclavas", protagoniza el cartel de este año. "Acompañala" es el lema.