En su mano lleva un pequeño
montón de sobres blancos, cada uno decorado con estrellas que él mismo había
dibujado torpemente con rotulador dorado. Son sus felicitaciones de Navidad,
esas que ya no se llevan pues es más fácil, cómodo, económico y sostenible hacer
viral un WhatsApp. Felicitaciones navideñas escritas con cuidado para todos
esos nombres que tanto quiere: su abuela, sus tíos y primos, la vecina del
tercero, sus amigos del colegio…
Cada carta llevaba un mensaje
distinto, pero la misma frase al final: Que la luz de Belén ilumine nuestros
hogares y el 2026 nos conceda salud, serenidad, alegría y buenos momentos
compartidos. Bueno, esta frase se la han dictado sus padres.
Cuando llega al buzón siente un
pequeño cosquilleo. Echar los sobres es casi tan mágico como colocar la
estrella sobre el portal del “belén”, con lo que concluye su padre el montaje.
Con lo que no está contento es
con los sellos; no ha conseguido que sean de “Navidad-Navidad” …, el ya sabe lo
que quiere decir con ello. Lo más que ha encontrado tras ir de estanco en
estanco donde en todos le ofrecían uno de Nino Bravo, es el dedicado a Torrejón
de Ardoz a la que denominan Ciudad de Navidad.
En pocos días volverá a este
buzón con la carta de los Reyes Magos

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