Zaragoza amanece envuelta en una
neblina dorada y para los que tenemos la suerte de transitar todas las mañanas
por el Coso, el escaparate de la Bombonera Oro parece un pequeño teatro
iluminado. Por Navidad, la guirnalda de ramas de pino y eucaliptus enmarca la entrada, y los
candelabros y arañas del techo brillan sobre bandejas repletas de dulces y
laminerías varias
Y ya si entras, te ves envuelto en
aromas cálidos de chocolate templado, naranja confitada, almendra tostada... A un
lado, la colección de frutas de Aragón bañadas en chocolate brilla como joyas
oscuras; al otro, las palmeras crujientes, aún tibias del obrador, y en las
vitrinas, los clásicos de la casa, la tarta “Shajar”, los pasteles “Gilda” , “Juanita”... y en días como
hoy, los turrones y mazapanes.
Un pequeño refugio para los lamineros en
pleno centro de Zaragoza desde 1902.

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