Hay una famosa foto del Heraldo de Aragón de los años 30 del siglo XX donde se ve a los vendedores de pavos paseando a estos por el Coso Alto. Nosotros tuvimos uno a comienzo de los70, acomodado los días previos a la Nochebuena en la bañera de mi casa. Cuando lo cuento noto escepticismo, pero hubo una Navidad que a mi padre le regalaron un pavo vivo.
Y aquella Nochebuena terminó siendo un trauma, cuando al mediodía nos dijeron que el pavo se había escapado, trauma acrecentado cuando descubrimos que era el de la cena. Todo documentado en la película super-8 de aquella Navidad de 1972.
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