Con la pastelería ASCASO le pasa como con las cosas que vienen de Italia; le gusta casi todo. Sus ciudades, su idioma, historia y cultura. Y su música; de Raffaella Carrá a Pavarotti; de Puccini a Maneskin. Y su gastronomía de la pasta y las pizzas a los panettone. Y ahí los ve, erigiéndose como un castillo en el escaparate de ASCASO, elegantes en su presentación por fuera y tan ricos como recuerda que están. Altos, dorados, casi solemnes, vestidos de azucar. Con aromas de dulzor contenido, mantequilla tibia, de frutas confitadas y de levadura viva, pepitas de chocolate que aparecen como sorpresas en
cada bocado.

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