Entre montañas y amplios
pastizales de las Tierras Altas de Soria se encuentra Oncala, una localidad con
historia y naturaleza Calles de piedra, arquitectura tradicional y un entorno
de montaña convierten al pueblo en un buen destino para quienes buscan
desconectar y redescubrir el encanto de lo auténtico. Un pueblo qué ha vivido
el pueblo durante siglos de las ovejas, la trashumancia y lana.
Oncala fue un auténtico emporio
ganadero en la Edad Media y la Edad Moderna, muy ligado a la trashumancia. De
aquí salían rebaños rumbo a Extremadura siguiendo las cañadas reales. Ese
pasado explica su importancia histórica y también algunos edificios que
sorprenden para un pueblo pequeño.
La iglesia de San Millan, de
finales del XVIII es sobria, pero también descomunal para el tamaño del pueblo.
Y en su interior se guarda lo que es sin duda el mayor tesoro artístico de toda
la comarca. Diez tapices flamencos, ocho de los cuales están tejidos sobre
cartones de Rubens y los otros dos de motivos profanos. Donados por Jimenez del
Río, natural de la villa, obispo de Segovia y arzobispo de Valencia a finales
del siglo XVIII, fueron confeccionados por Frans Van den Hecke, que trabajó
entre los años 1630 y 1665. El origen de esta serie de tapices es el encargo de
la Infanta Dª Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II y Gobernadora de los
Países Bajos, que encargó a Rubens la realización de los bocetos de la Serie
para las Descalzas Reales de Madrid. Un patrimonio inesperado que sorprende plena
Soria rural.
Oncala presume también del Museo
del Pastor, uno de los más interesantes de su tipo en Castilla y León, y te
mete de lleno en la vida durísima del pastor trashumante: el viaje, los
utensilios, la soledad, los inviernos largos…
Y si hay un momento en el año en
el que este pequeño pueblo vibra con especial intensidad, ese es diciembre,
cuando se celebra la Feria del acebo
Oncala se transforma. Lo que
comenzó hace años como una iniciativa para valorar los recursos naturales del
entorno se ha convertido en una cita imprescindible para visitantes de toda la
región.
El protagonista es el acebo, un
árbol profundamente ligado a la tradición navideña y muy abundante en los
montes de alrededor, con los dos acebales más grandes de toda Europa en sus
proximidades. Durante la feria, las calles del pueblo se adornan por Navidad, y
se instala la feria con puestos donde artesanos y productores locales elaboran
centros decorativos, coronas, adornos y arreglos florales realizados con acebo
procedente de aprovechamientos sostenibles.
Música y actuaciones
tradicionales, talleres para aprender a trabajar el acebo, degustaciones de
productos típicos de la zona, y un mercadillo con artesanía, productos locales,
lana, quesos y embutidos serranos.
El aire frío de la montaña, el
aroma a leña, el sonido de la gente recorriendo los puestos y la decoración
natural convierten el evento en una auténtica experiencia navideña rural.
Si buscas una escapada diferente
para diciembre, alejada de las grandes ciudades y centrada en la naturaleza y
la autenticidad, Oncala es un destino que merece estar en tu lista.









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