De obligado cumplimiento por
estos días es visitar El Ángel, la
tienda de artículos religiosos de la calle Espartero de Madrid, donde, desde
que tenía memoria, compraban figuras
nuevas para su "belén".
Dentro, el aroma de incienso acogedor
y antiguo impregnaba la tienda, los cajones llenos de musgo traído de los
montes de El Pardo, y el sonido inconfundible de la campanilla al abrir la
puerta. Era como entrar en otro siglo. Porque El Ángel forma parte de la
propia trama de la ciudad desde 1867. Hasta la nombra Pérez Galdós en “Fortunata
y Jacinta”
Por eso, cada diciembre, cuando
las calles se encienden y el aire empieza a oler a castañas, se encaminan hacia
la calle Espartero. No importa si buscan un simple pastorcillo, samaritanas, panaderos, ovejas, pajes de los Magos o la pieza
central de su “nacimiento; al llegar a El Ángel, encuentran algo que
ninguna gran tienda puede ofrecerles.
Y hoy, día de la Inmaculada, ha
llegado el día de montar “el belén”.
El viernes, noticia del telediario de la pública, nos decían que era el fin de semana de poner el árbol. Y se pusieron a hablar de los elfos que hacen travesuras. Ahora resulta que el Adviento y la Navidad va de elfos. Desconocemos si guapos como los de la Tierra Media o feos como los de Harry Potter. De "nacimientos" y figurillas de belén nada de nada.

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