miércoles, 8 de octubre de 2025

POSTAIS DE PORTUGAL: El Sitio de Nazaré







































Sobre un alto acantilado que domina el Atlántico, el Sítio de Nazaré es el alma más antigua y legendaria de esta villa marinera. Situado a más de cien metros sobre el nivel del mar, este barrio elevado ofrece una de las panorámicas más espectaculares de toda la costa portuguesa. Desde su mirador principal, el Miradouro do Suberco, la vista abarca toda la playa de Nazaré, el paseo marítimo y la inmensidad del océano que se pierde en el horizonte.

El Sítio es también un lugar de profunda devoción. Aquí se encuentra el Santuario de Nossa Senhora da Nazaré, uno de los centros de peregrinación más importantes de Portugal. Según la leyenda, la Virgen salvó en este punto al caballero Dom Fuas Roupinho, que estuvo a punto de precipitarse con su caballo por el acantilado mientras perseguía a un ciervo. En el lugar exacto donde ocurrió el milagro se levanta hoy la Ermida da Memória, una pequeña capilla blanca y azul que guarda imágenes y exvotos dedicados a la Virgen. Y allí nos encontramos aún con  las mujeres vestidas con las típicas siete faldas, símbolo de la identidad nazarena.

Desde el Sítio se desciende, por carretera o en el histórico funicular de Nazaré, hacia la parte baja del pueblo, pero también se puede caminar hasta la Praia do Norte, separada de la playa principal por el promontorio del Sitio. Esta playa salvaje y abierta al Atlántico es mundialmente conocida por sus olas gigantes, que se forman gracias al Cañón de Nazaré, una enorme falla submarina con más de 200 kilómetros de longitud y 5.000 metros de profundidad.

Cuando las condiciones del mar y el viento son las adecuadas, las olas pueden alcanzar alturas de más de 30 metros, creando un espectáculo natural único en el mundo. Cada invierno, surfistas de todos los rincones del planeta acuden a la Praia do Norte en busca del desafío perfecto.

En lo alto del acantilado se alza el Forte de São Miguel Arcanjo, una fortificación del siglo XVI que custodiaba la costa frente a los ataques piratas y que hoy alberga un pequeño museo dedicado al surf y a las olas gigantes. Desde su terraza, junto al faro, se obtienen las vistas más impresionantes del mar en todo su poder. 


 

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