Si hay un barrio que encarna el
alma bohemia y desenfadada de Lisboa, ese es el Bairro Alto. Situado en lo alto
de una de las siete colinas de la ciudad, se nos presenta como un laberinto de
callejuelas estrechas y cuestas
empedradas
Cuando cae la tarde, el barrio se
transforma. Los bares y tascas abren sus puertas, y el murmullo de las
conversaciones se mezcla con la música que escapa de cada esquina. El Bairro
Alto es el corazón de la vida nocturna lisboeta, un punto de encuentro para lisboetas,
turistas y viajeros de todo el mundo disfrutando de un vino verde o una
ginjinha mientras se conversa al aire libre. La rua da Duque te lo dice todo.
Desde el Miradouro de São Pedro
de Alcântara presenciamos unas vistas espectaculares del Castillo de San Jorge
y del centro histórico. Eso sí el famoso Elevador da Glória, uno de los
funiculares más pintorescos de Lisboa, tras el mortal y desgraciado accidente
del 3 de septiembre se encuentra fuera de uso, como el resto de funiculares que
suben desde la Baixa (el de Bica,
también sube a este barrio) y elevadores de la ciudad; todos en revisión.
Al Convento do Carmo llegamos
andando desde San Pedro de Alcantara. Sus grandes arcos fajones dan fe de que
era el templo gótico más importante de Lisboa hasta que el terremoto de 1755 lo
tiró abajo. Sus ruinas abiertas al cielo son uno de los mejores ejemplos del
carácter renovador de Lisboa.
Y allí, en el lateral del
convento encontramos la parte alta del elevador de Santa Justa. Se terminó de
construir en 1902 y su diseño, de estilo neogótico, posee una estructura
de hierro inspirada en las técnicas ya aplicadas en otras construcciones
francesas de grandes dimensiones, como la Torre Eiffel.
Esta zona marcan la entrada al
Chiado. Es hora de bajar a la plaza Luís de Camões, coger el tranvía 28 y
volver a casa.
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