domingo, 5 de octubre de 2025

POSTAIS DE LISBOA: La calçada portuguesa




























En un artículo de hace años del Heraldo de Aragón decían algo así como que solo hay algo que une los distintos tipos de baldosas que alfombran la ciudad: su heterogeneidad. Las hay de todos los colores y de todo tipo de materiales. Solo en el casco viejo hay hasta una docena de modelos diferentes, siendo los proyectistas los que eligen por su cuenta las que les parecen más adecuadas. En los últimos tiempos ni colores ni formas ni nada; terminan siendo baldosas de granito, de una uniformidad gris, rápidamente ensuciada por el paso de vehículos, grasas, aceite, chicles o cualquier elemento que ensucie. Y si no, como en la recientemente reformada plaza de Salamero: hormigón, o lo que sea eso.

Pasear por Lisboa es mucho más que mirar hacia arriba y admirar fachadas de azulejos o balcones de hierro forjado. Basta con bajar la vista para descubrir otra de las joyas de la ciudad: la calçada portuguesa, esos mosaicos de piedra blanca y negra que cubren aceras, plazas y avenidas como auténticos tapices urbanos. Consiste en la pavimentación de adoquines de forma irregular que se alternan para formar patrones decorativos de colores , generalmente en blanco y negro, aunque también pueden emplearse otros colores.

Ondas que evocan el mar, estrellas, flores o formas geométricas que cambian según el barrio. En algunas el nombre del comercio histórico que se abre en la fachada o incluso el número de la finca. Estas composiciones se realizan con pequeñas piezas de piedra caliza y basalto, colocadas una a una por los mestres calceteiros, verdaderos artesanos del suelo lisboeta.

Nacida en el siglo XIX, la calzada portuguesa se extendió por todo el país y por antiguas colonias, convirtiéndose en un símbolo de identidad. En Lisboa, lugares tan emblemáticos como la Praça do Rossio o la Avenida da Liberdade lucen sus diseños más famosos. Su uso se ha extendido en los siguientes siglos y ha servido para empedrar la playa de Copacabana o en la Avenida Central de Río de Janeiro, por citar algunos ejemplos.

Caminar sobre ella es recorrer una galería de arte al aire libre, donde cada dibujo cuenta un poco de la historia y la belleza de Portugal.


 

No hay comentarios: