En un artículo de hace años del
Heraldo de Aragón decían algo así como que solo hay algo que une los distintos
tipos de baldosas que alfombran la ciudad: su heterogeneidad. Las hay de todos
los colores y de todo tipo de materiales. Solo en el casco viejo hay hasta una
docena de modelos diferentes, siendo los proyectistas los que eligen por su
cuenta las que les parecen más adecuadas. En los últimos tiempos ni colores ni
formas ni nada; terminan siendo baldosas de granito, de una uniformidad gris, rápidamente
ensuciada por el paso de vehículos, grasas, aceite, chicles o cualquier
elemento que ensucie. Y si no, como en la recientemente reformada plaza de
Salamero: hormigón, o lo que sea eso.
Pasear por Lisboa es mucho más
que mirar hacia arriba y admirar fachadas de azulejos o balcones de hierro
forjado. Basta con bajar la vista para descubrir otra de las joyas de la
ciudad: la calçada portuguesa, esos mosaicos de piedra blanca y negra que cubren
aceras, plazas y avenidas como auténticos tapices urbanos. Consiste en la
pavimentación de adoquines de forma irregular que se alternan para formar
patrones decorativos de colores , generalmente en blanco y negro, aunque
también pueden emplearse otros colores.
Ondas que evocan el mar,
estrellas, flores o formas geométricas que cambian según el barrio. En algunas
el nombre del comercio histórico que se abre en la fachada o incluso el número
de la finca. Estas composiciones se realizan con pequeñas piezas de piedra
caliza y basalto, colocadas una a una por los mestres calceteiros, verdaderos
artesanos del suelo lisboeta.
Nacida en el siglo XIX, la
calzada portuguesa se extendió por todo el país y por antiguas colonias,
convirtiéndose en un símbolo de identidad. En Lisboa, lugares tan emblemáticos
como la Praça do Rossio o la Avenida da Liberdade lucen sus diseños más famosos.
Su uso se ha extendido en los siguientes siglos y ha servido para empedrar la
playa de Copacabana o en la Avenida Central de Río de Janeiro, por citar
algunos ejemplos.
Caminar sobre ella es recorrer
una galería de arte al aire libre, donde cada dibujo cuenta un poco de la
historia y la belleza de Portugal.
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