domingo, 5 de octubre de 2025

POSTAIS DE LISBOA: Belém


















































A orillas del Tajo, que al perder la vista sobre sus aguas, tenemos que recordar que estamos en un río y no en el mar, en el suroeste de Lisboa, se encuentra Belém, un barrio cargado de historia lleno de evocaciones al pasado de las grandes exploraciones de Portugal.

Allí se levanta el majestuoso Monasterio de los Jerónimos, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1983. Constituye uno de los principales ejemplos de la arquitectura manuelina en Portugal y un homenaje a la época dorada de los descubrimientos, pues Manuel I ordenó su construcción en 1514 para conmemorar el regreso de la India de Vasco de Gama, y las obras se financiaron con los impuestos procedentes de las colonias. Hoy es uno de los símbolos más reconocibles de Lisboa.

A unos pasos se alza también el Monumento a los Descubridores, un monumento moderno en forma de carabela que rinde homenaje a los navegantes portugueses. Fue inaugurado en 1960, para conmemorar los 500 años de la muerte de Enrique el Navegante, encargado por el régimen de António de Oliveira Salazar. Tiene 52 metros de altura y celebra a los marineros, patrones reales y todos los que participaron en el desarrollo de la Era de los Descubrimientos. Los autores de la obra fueron el arquitecto José Ângelo Cottinelli Telmo y el escultor Leopoldo de Almeida, que se encargó de las esculturas.

La Torre de Belém debe impresionar, pero tenemos la habilidad de visitar ciudades cuyas señas de identidad se encuentran en restauración forradas de lonas y andamios. Una joya de la arquitectura manuelina declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Construida en el siglo XVI, servía como fortaleza defensiva y puerta de entrada a la ciudad, desde donde partieron los exploradores portugueses para establecer el que sería el primer comercio europeo en la historia con China e India.

No se puede hablar de Belém sin mencionar su delicia más famosa: los pastéis de Belém. Esta pastelería tradicional, abierta desde 1837, guarda en secreto la receta original de los famosos pastelitos de nata. 


 

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