viernes, 31 de octubre de 2025

ESCAPARATES QUE DAN MIEDO






Si algo da realmente miedo a finales de octubre, no son los vampiros ni los fantasmas…

Pasear por las calles en estos días es casi como asistir a una exposición inesperada dedicada al arte del miedo. Los escaparates, dispuestos a sorprender al transeúnte, despliegan un encanto particular que oscila entre lo inquietante y lo… entrañablemente improvisado.

Qué privilegio recorrer las calles en estas fechas y asistir, sin necesidad de invitación ni copa de bienvenida, a la exhibición artística más sofisticadamente aterradora del año.

No hay mayor deleite estético que contemplar ese naranja fosforescente (color sutil donde los haya), combinado con telas de araña dignas de haber sido adquiridas en la sección “terror al por mayor”.

Hay escaparates que han llevado el concepto de “terror” a su máxima expresión. No por los monstruos, sino por la composición visual: objetos sin relación entre ellos, colocados con el entusiasmo creativo de quien ha abierto la caja de decoraciones y ha decidido que todo merece ser expuesto. Una oda al “total, Halloween es una vez al año”.

Esas calabazas de plástico, esos esqueletos que cuelgan entre bufandas y bolsos, fármacos o productos de estética, como si hubieran intentado combinar accesorios antes de descomponerse.

Agradezcamos este festival estético del sobresalto, que nos recuerda que se puede hacer mejor, o peor. 


 

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