Bajaban despacio las escaleras, como si caminaran sobre una
alfombra invisible, como si cada paso
las acercara no solo al estadio, sino también a un recuerdo que aún no había
sucedido. Las tres amigas, vestidas casi como un espejo la una de la otra, con
sus vestidos largos de estampado veraniego ondeando al ritmo del aire tibio,
como la enorme bandera del Atleti, eran parte de la marea humana que se dirigía
hacia el Metropolitano.
La música aún no había empezado, pero ya sonaba algo en el
aire: risas, charlas emocionadas, el murmullo creciente de miles de personas
con una misma dirección y un mismo propósito.
Ellas hablaban de canciones, de aquellas letras que les
habían acompañado desde OT “dosmilnomeacuerdo”, de lo que significaba
para cada una estar allí las tres juntas, juntas. Habían compartido muchas
cosas en la vida, hoy sumaban una noche más, de esas que esperan guardar como
una postal luminosa en la memoria.
Delante el Metropolitano se alzaba imponente al fondo,
vibrando antes de tiempo, y hacia allí
van las tres
El cartel con el nombre de Aitana brillaba en la fachada
como un faro, también el de nuestro actual entrenador, Gabi, junto a Fernando
Torres. La cita llevaba meses marcada en el calendario, y por fin había llegado.