jueves, 31 de julio de 2025

POSTALES DESDE EL VERANO 2025: El concierto


Bajaban despacio las escaleras, como si caminaran sobre una alfombra invisible,  como si cada paso las acercara no solo al estadio, sino también a un recuerdo que aún no había sucedido. Las tres amigas, vestidas casi como un espejo la una de la otra, con sus vestidos largos de estampado veraniego ondeando al ritmo del aire tibio, como la enorme bandera del Atleti, eran parte de la marea humana que se dirigía hacia el Metropolitano.

La música aún no había empezado, pero ya sonaba algo en el aire: risas, charlas emocionadas, el murmullo creciente de miles de personas con una misma dirección y un mismo propósito.

Ellas hablaban de canciones, de aquellas letras que les habían acompañado desde OT “dosmilnomeacuerdo”, de lo que significaba para cada una estar allí las tres juntas, juntas. Habían compartido muchas cosas en la vida, hoy sumaban una noche más, de esas que esperan guardar como una postal luminosa en la memoria.

Delante el Metropolitano se alzaba imponente al fondo, vibrando antes de tiempo,  y hacia allí van las tres

El cartel con el nombre de Aitana brillaba en la fachada como un faro, también el de nuestro actual entrenador, Gabi, junto a Fernando Torres. La cita llevaba meses marcada en el calendario, y por fin había llegado.

 

 

martes, 29 de julio de 2025

POSTALES DESDE EL VERANO 2025: Sobre el Cañon del Río Lobos










No es el de Colorado, ni siquiera el de Ordesa, pero es nuestro cañón de veraneo, al que nos acercamos por todos los lados posible. Y desde este mirador, que tampoco es el de Mather Point o el de Desert View, ni tampoco es el mirador de Calcilarruego, las vistas de uno de los meandros del rio Lobos, con sus pozas de nenúfares y donde las ovejas son puntos blancos que se mueven entre algún ciclista o paseantes también, en sus dimensiones, son espectaculares.

Llegar hasta aquí supone adentrarse entre las pistas que salen de Casarejos y, cuando estas se acaban, atravesar con intuición de explorador el bosque de pinos. Toda una aventura.

 






 

sábado, 26 de julio de 2025

POSTALES DESDE EL VERANO 2025: Comidas

 


Una comida, entre familiares, amigos, compañeros, siempre es motivo de celebración. Ahora mismo, invitar a comer a alguien, supone todo un ejercicio de tolerancia, paciencia, generosidad y esfuerzo, sobre todo si es plato único, como puede ser una gran paella.

Tiempo atrás teníamos al que no le gustaba algo. Ya sabes que pasaba (que no se si sigue pasando) con “las lentejas”. Ahora no; si invitas a alguien a comer tienes que preguntar gustos, si lleva cebolla, intolerancias, o el seguimiento de “dietas ideológicas”. De momento en la familia no tenemos ningún musulmán o judío; todo se andará, acuérdate de la película francesa “Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?". Un compañero de trabajo se ha hecho judío y ya nos pide dieta kosher cuando nos juntamos; y eso que trabajamos en una fundación de la iglesia católica.

Volvamos a la paella. Tenemos celiacos (esto que es una cruz), diabéticos, intolerantes a los frutos secos, los que piden dieta sin sal, vegetarianos y una vegana. Se hicieron dos paellas, una de marisco y otra solo con vegetales para los “de las ideologías gastronómicas” y se estuvo al tanto de que la pastilla de los caldos y el colorante no contuviera gluten. Y como a todos les gustaba la paella, los cocineros se sentían triunfantes mientras servían. Hasta que alguien pregunta “¿lleva tomate?”.


domingo, 20 de julio de 2025

POSTALES DESDE EL VERANO 2025: Detalles de Calatañazor

 


























De Calatañazor ya hemos enviado muchas postales de otros veranos. Ahí sigue, porque Calatañazor no es un decorado: es un pueblo vivo que ha sabido conservar su alma. Aquí no hace falta imaginar el pasado porque nunca se ha ido del todo.

Las calles son de piedra, estrechas y empinadas  se deslizan entre casas de adobe, madera y piedra, muchas con tejados combados por el peso de los inviernos sorianos. Las chimeneas cónicas, de formas curiosas, parecen salidas de un cuento antiguo. Las puertas bajas, los balcones de madera y las vigas al descubierto cuentan sin hablar historias de una vida sencilla, austera, pero también dura.

En lo más alto, dominando el caserío, se levantan las ruinas del castillo. Sus muros, hoy gastados por el viento, recuerdan su papel como vigía en tiempos convulsos, cuando los reinos cristianos y musulmanes disputaban estas tierras. Desde allí, la vista es asombrosa: se extiende el Valle de la Sangre, llamado así por la legendaria batalla en la que, según la tradición, Almanzor fue derrotado. "En Calatañazor perdió Almanzor el tambor", reza el dicho popular.

A un lado del pueblo se alza la iglesia románica de San Juan Bautista, sobria y hermosa en su sencillez. Sus muros parecen proteger más que encerrar, y en su interior se respira esa atmósfera recogida de los templos rurales, donde el tiempo parece suspenderse. Cerca, al borde del barranco, algunos bancos invitan al descanso, y uno puede quedarse allí, en silencio, oyendo solo el viento y el rumor lejano del río Abión, desde donde hemos llegado, a su paso por Muriel de la Fuente, tras un helador baño.


domingo, 13 de julio de 2025

POSTALES DESDE EL VERANO 2025: Las ruinas del castillo






En una de esas tardes de veraneo que nosotros estiramos como un chicle, el cielo, pintado de azul suave y nubes doradas, caminábamos hacia las ruinas del castillo, entre los campos secos, siguiendo el recuerdo de esas historias que leíamos en veranos de otros tiempos en las novelas de Enid Blyton.

Allí estaba. Al final del sendero, tras los matorrales dorados y el susurro de las cigarras, se alzaba la vieja torre, orgullosa a pesar del abandono. Sus piedras, caldeadas por el sol, guardaban cicatrices de batallas, de vigilias, de siglos de silencio


 

sábado, 12 de julio de 2025

POSTALES DESDE EL VERANO 2025: Tarde de arco iris


Un arcoíris perfecto corona, tras la tormenta de verano, una tarde de lluvia y sol mientras el grupo, aún empapado y sonriente, posa en mitad del camino. Las nubes grises empiezan a disiparse, el cielo se abre, y el bosque parece arropa en silencio este instante de magia compartida.


 

domingo, 6 de julio de 2025

POSTALES DESDE EL VERANO 2025: El puesto de la Cruz Roja

 


Frente al mar, el viejo edificio de piedra parece brotar de la arena, con su arquitectura señorial y sus barandillas de hierro forjado desgastadas por la sal y el viento. Ahora, en pleno verano, rodeada de mansiones de estilo historicista y sus torres puntiagudas, acoge la más elegante “garita” de la Cruz Roja que uno puede encontrar en su devenir playero. Por algo está en la Concha de San Sebastián. Elegancia y cotidianidad.

En la arena, la vida playera transcurre con calma, de bandera verde: un socorrista desciende por la escalinata, un niño juega con su padre cerca del agua, y una toalla olvidada ondea débilmente al viento.

sábado, 5 de julio de 2025

POSTALES DESDE EL VERANO 2025: "Jubilaos"


Uno se da cuenta que se hace mayor cuando la palabra "jubilación" surge en las conversaciones a diario. Compañeros, familiares, conocidos y amigos comienzan a jubilarse. Incluso te deben de ver ya mayor pues hasta te preguntan si te has jubilado ya o cuanto te falta. Mejor no pensarlo. Si cada verano al coger la bici, el porcentaje de la cuesta camino de casa parece que ha aumentado, no quiero ni pensar lo que costará subirla dentro de seis veranos. Habrá que pensar en una "eléctrica".

Los protagonistas de la postal ya están "jubilaos"; bien que se lo han "ganao", como te dicen todos. Pueden estar de viajes, vacaciones, o estancias fuera de casa, cuando quieran. Incluso buscar otros "veranos" fuera de temporada en otras latitudes. Pero el veraneo en el pueblo no lo perdonan, es de fecha fija en el calendario. Donde van a encontrar sino, y al mismo tiempo, piscina, barbacoas, paellas, "cuñaos", sobrinos, el primer nieto.... Y ahí los tenemos, en sus sillas de camping, viendo la vida pasar con vistas al pantano, pues a 5 de julio no pueden estar en mejor lugar.

viernes, 4 de julio de 2025

EL SANTO DEL DÍA: Santa Isabel de Portugal

Santa Isabel de Portugal en su Real Capilla de Zaragoza

Nacida en Zaragoza en 1271, Santa Isabel es la hija del rey Pedro III de Aragón, nieta del rey Jaime el Conquistador y biznieta del emperador Federico II de Alemania. Le pusieron Isabel en honor a su tía abuela, Santa Isabel de Hungría.

Mujer muy devota desde la niñez, la casaron con el rey Dionisio I de Portugal, siendo reina consorte de Portugal entre 1282 y 1325

Admirable por su desvelo en conseguir que reyes enfrentados hiciesen las paces, la reina dedicó parte de su tiempo libre a atender a los enfermos, ancianos y mendigos, para los que ella misma confeccionaba ropa. Durante su reinado ordenó construir hospitales, escuelas gratuitas y refugios para huérfanos. Ordenó la construcción de un buen número de conventos. A pesar de la poca moral católica del rey Dionisio, este sentía tanta admiración por Isabel que la dejaba llevar su vida cristiana de forma libre, hasta el punto de que la reina distribuía de forma regular las monedas del Tesoro Real entre los más pobres. Muerto su esposo, el rey Dionisio, abrazó la vida religiosa en el monasterio de monjas de la Tercera Orden de las Clarisas de Estremoz, en Portugal, que ella misma había fundado, y en el cual murió en 1336 cuando se esforzaba por conseguir la reconciliación entre un hijo y un nieto suyos que estaban enfrentados.


 

jueves, 3 de julio de 2025

POSTALES DESDE EL VERANO 2025: La estacada de Capbreton




La estacada de Capbreton, un largo embarcadero de madera construido en 1858 por orden de Napoleón III, se adentra en el Atlántico como si quisiera acariciar el horizonte para decir adiós al ocaso.

Cuentan que esta pasarela de más de 180 metros tenía como objetivo guiar a los barcos hacia el puerto, ayudándoles a sortear la temida ‘gouf de Capbreton’, una fosa marina profunda y singular que rompe la monotonía de la plataforma continental. Con el paso de los años, la estacada se transformó en símbolo de identidad para Capbreton y de toda la costa de Las Landas, pues no es solo madera y clavos. De hecho, fue reconstruida en 1948 tras ser bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial.

 


 

miércoles, 2 de julio de 2025

POSTALES DESDE EL VERANO 2025: Coreografía de luz y libertad

 

En Biarritz, el verano es una coreografía de luz, agua salada y libertad.

En la playa del Puerto Viejo de Biarritz el tiempo no se mide en horas, sino en chapuzones, en toallas tendidas al sol y en la espera paciente del siguiente salto.

Un niño vuela suspendido en el aire, con los brazos abiertos como si quisiera abrazar al mar. Un salto que no mide el riesgo, sino las ganas. El vértigo de los dieciséis años no conoce aún el miedo. Otros esperan su turno, como si en ese pequeño ritual de lanzarse desde el muro se jugara algo más que un chapuzón: el derecho a pertenecer al verano. Abajo, el agua los recibe a todos por igual

Y de fondo, como un centinela de piedra, el Rocher de la Vierge enmarca la escena, con su puente metálico que parece flotar sobre el mar y su estatua blanca mirando al horizonte.


martes, 1 de julio de 2025

POSTALES DESDE EL VERANO 2025: Biarritz en un vistazo


Nos gustaría tener el estilo de Fernando de Haro o la sensibilidad de Carlos del Amor describiendo fotografías, pues al “revelar” esta postal, descubres tantas historias que lo vamos a intentar.

En una luminosa tarde en Biarritz, de esas que parecen pintadas con pinceladas de sol y brisa marina. En la curva del edificio que se asoma a la playa del Puerto Viejo, la vida se sucede en capas, como una historia contada desde el mar hasta la ciudad.

Abajo un grupo de socorristas mantienen conversación con amigos y surferos. Comparten risas, estiraban los músculos y se dejaban acariciar por el sol tibio del inicio del verano. El cartel "Poste de Secours" marca su territorio: vigilantes de la seguridad veraniega.

Un nivel más arriba, la terraza de un restaurante bulle en una calma sofisticada. Las mesas, perfectamente dispuestas, brillan bajo el cristal de copas aún vacías. Entre sombrillas color marfil y lavanda, los camareros se mueven con ritmo pausado pero preciso: uno acomodaba con mimo los cubiertos de una mesa junto a la barandilla, mientras otro atendía a una pareja que conversaba sin prisa, protegidos del sol por el suave resguardo de una sombrilla. El ambiente es sereno, casi cinematográfico.

 Subiendo las escaleras rojizas, que parecían llevar a un escenario distinto, el bullicio de la ciudad vuelve a hacerse presente. Gente paseando charlan observando el mar desde la altura. En una esquina, un hombre organizaba con esfuerzo una colorida torre de tablas de surf.

Una postal viva del turismo activo, del verano que se despliega en todas sus formas. Sinfonía de gestos y contrastes; el descanso y el trabajo, lo informal y lo refinado, el mar y la ciudad. Biarritz, en un solo vistazo.