sábado, 26 de julio de 2025

POSTALES DESDE EL VERANO 2025: Comidas

 


Una comida, entre familiares, amigos, compañeros, siempre es motivo de celebración. Ahora mismo, invitar a comer a alguien, supone todo un ejercicio de tolerancia, paciencia, generosidad y esfuerzo, sobre todo si es plato único, como puede ser una gran paella.

Tiempo atrás teníamos al que no le gustaba algo. Ya sabes que pasaba (que no se si sigue pasando) con “las lentejas”. Ahora no; si invitas a alguien a comer tienes que preguntar gustos, si lleva cebolla, intolerancias, o el seguimiento de “dietas ideológicas”. De momento en la familia no tenemos ningún musulmán o judío; todo se andará, acuérdate de la película francesa “Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?". Un compañero de trabajo se ha hecho judío y ya nos pide dieta kosher cuando nos juntamos; y eso que trabajamos en una fundación de la iglesia católica.

Volvamos a la paella. Tenemos celiacos (esto si que es una cruz), diabéticos, intolerantes a los frutos secos, los que piden dieta sin sal, vegetarianos y una vegana. Se hicieron dos paellas, una de marisco y otra solo con vegetales para los “de las ideologías gastronómicas” y se estuvo al tanto de que la pastilla de los caldos y el colorante no contuviera gluten. Y como a todos les gustaba la paella, los cocineros se sentían triunfantes mientras servían. Hasta que alguien pregunta “¿lleva tomate?”.


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