lunes, 8 de abril de 2019

CARTAS COFRADES 2019-XII: Morata, aún nos marca el paso

Foto Archivo Dolorosa. Concurso 1974
Hace un año nos dejó Eduardo Morata. El Viernes de Dolores, en la fiesta de su Hermandad, como a un hermano más, colocarán su nombre en la cruz "in memoriam" y así siga procesionando para siempre entre nosotros. Pero Morata no es un hermano más, y con placa o sin placa lo sigue haciendo entre las filas de tambores, en el redoble de sus marchas y nos sigue marcando el paso. Sin duda, una de las personas que más han influido en la presencia en la calle de una cofradía, dejando un marchamo por la que es reconocida en la esencia de sus instrumentos. La mayoría de los que tocan la "cortada", "las siete marchas" y marcan el paso al son de los redobladores no lo conocieron. Algunos aún compartieron ensayos y procesiones en sus últimas presencias. Solo tres de los que siguen tocando en la "Dolorosa" lo tuvieron como jefe de ensayos. Pero la influencia de Morata sigue y seguirá presente.

Entré en la sección en 1980; el último año de Morata como jefe de tambores, el último año que dirigió los ensayos. Esto quiere decir que hay cofrades que pueden contar muchísimas más cosas de Morata que lo que pueda contar yo. Tanto en la Dolorosa como de otras cofradías. De los que todavía llevan una vida activa de Hermandad, la de cosas que he oído a los Clemente Alloza, Pardillos, Benito, Jiménez Caudevilla, Julio Lázaro, Jorge Navarro, Armando Ortiz, Ricardo Navarro, Almansa, Murillo, Saldaña...… Y ya no te digo lo que pueden contar sus hijos (Eduardo, Concha, Kiko.... pero estos siempre han sido más discretos y no ejercían de hijos). Hay una leyenda que dice que en un concurso marcó para entrar la "Sevillana", cuando no se había quedado en eso; como tampoco es cierto que se ganara el primer concurso de 1973 solo por su redoble; aunque seguro que contribuyó.

Junto a Javier Abadía
No me olvido de Javier Abadía, al que todos señalaron como su sucesor, y que aparece  presente con Morata en la famosa foto de aquel primer grupo intercofradías que se formó para acudir a Hijar representando a los tambores de Zaragoza. Si te fijas en esa fotografía, Eduardo está en la posición donde se ponían los entrenadores antiguos. Y allí están los dos, con Javier Martínez, Luis Navarro Agustín, Martínez de la Coronación, Carrascón, Mostalac, Simón, García Paracuellos, Pimpinela, Pepe San Juan, Oroz, Garuz, Pinilla; vamos, lo mejor de cada casa del 74. Otros tantos que podrían contar mil historias del  tambor más carismático que ha tenido esta ciudad. Siempre se contaba con él cuando se daba forma a cualquier evento representativo. Como cuando se creó el piquete intercofradías para el pregón de 1985, junto a Martínez de la Coronación o Simón de la Oración, siendo su repiqueteador, como no podía ser de otra forma. Y allá por los años 60 hubo quien le debió  ofrecer pagarle la "clausula de rescisión" de haber existido. No puedo dejar constancia, porque no lo se, que es lo que terminó pasando con 500 pesetas. También fue el primer tambor en Zaragoza que dejó el parche de piel cuando Guallar le regaló el primer tambor con parches de plástico y doble bordonera.
Foto facebook Luis Navarro Agustín
Los que te he nombrado anteriormente, y muchos más, te podrán contar más cosas que yo. En esta carta te cuento las mías, aunque tan solo sea para unirlas con las de aquellos y que los que ahora marcan el paso al son de la "cortada" no lo olviden y se siga transmitiendo como hicieron conmigo hace 40 años.

Eduardo llega por casualidad a la Semana Santa. Había tocado el tambor en el Frente de Juventudes y en "la mili" (acompañando incluso con la banda de la Quinta Región Militar al Cristo de la Cama en el Santo Entierro). Trabajando en una sastrería, un representante de telas comenta que están creando una sección de tambores para la hermandad de comerciantes y su jefe le señaló diciendo que ahí tenían un tambor. Y allí se coloca, en la Semana Santa de 1958 al frente de trece tambores y cuatro timbales.

En los años 70 yo salía como paje de la Virgen, y antes del Santo Entierro nos pasábamos por la plaza de San Felipe a ver ensayar a los de la cofradía. Se hacían rondos donde, además de cambiar los bombos a los tambores, los aspirantes a repiqueteadores hacían sus pinitos, porque en la procesión solo lo haría uno. En seguida, a pesar de tener la mirada de un niño, te dabas cuenta de que ese señor del bigote era especial. Restas ahora años y por edad no era tan "señor", pero pasa como con los cromos de los futbolistas de aquella época, se ponían bigote y les caían más años que los que tenían.

En 1980 comienzo a ensayar y todo se confirma. El del bigote se convierte en el señor Morata (tardé años en llamarlo Eduardo). Irradiaba maestría, respeto y carisma. Ojo no te pillara apoyado a la pared. Hablamos de otros tiempos muy distintos a los de ahora. Hasta el último día de ensayos (Viernes de Dolores por la noche pues la misa en San Cayetano era a las 8 de la mañana)) no me dijo que saldría tocando en la procesión. Me dio el tambor número 23, las baquetas y la bandolera, la misma que sigo llevando ahora. Nuca la he cambiado. Y fue en procesión donde entiendes toda su dimensión. Al ser bajo iba en la tercera fila. Morata siempre por delante, encabezando la formación. Legión de seguidores y admiradores le seguían por las aceras cuando le tocaba redoblar, cuando dejábamos de tocar "el sube y baja", "la gitana", "Leciñena" "el gordo y el flaco" o "el 1,2,3". Ya no te digo nada cuando enfilabamos Manifestación. Rafael Benito escribe una percepción parecida en el "in memoriam" que le dedica a Eduardo en el programa de Semana Santa. Casualidades de la vida; en la misma hoja se recuerda también a don Antonio Lázaro, el que con más paciencia que el santo Job nos llevaba a los pajes antes de pasar a los tambores. El programa está en pdf en la web dolorosa.net. Merece la pena leer a Rafael Benito, texto que leyó en su funeral hace un año.

A partir de 1981 se van sucediendo para dirigir los ensayos Javier Abadía, Ignacio Bailo y Fernando Saldaña. Morata acudía cuando podía y el arbitraje se lo permitía. Pero llegaba la procesión y se le devolvía "la banda"  (como él decía). Y Manifetación, Alfonso, el Pilar…. Todas “las lentas”, “la cortada”, “las sevillanas”, “las siete marchas”, volvían a ser templadas y guiadas bajo su repique. Hasta 1987. Problemas de salud le apartan del tambor, convirtiéndose Jorge Navarro en el primer redoblador en procesión tras Morata.

Aquel 1987 la lluvia suspendió el concurso que organizaba la Columna en la Cruz de los Caídos. A mitad de mañana salió el sol y los que andábamos por ahí seguimos tocando. En esto que aparece Morata con su bolsa de deporte y su chandal; venía de arbitrar. No lo podía remediar, se cuelga un tambor y se pone a redoblar….Siento decirlo así, pero había perdido “el ángel”. A todos los “mesis” les llega; y más por salud.

En 1988 le tengo que decir que no va a redoblar. Hoy no lo hubiera hecho, hay cosas que no merecen la pena,  pero no quería ver desmontar un mito. El “crepúsculo de los dioses”. Intento paliarlo manteniéndolo el primero, delante de toda la sección, pero no creo que le compensara. Alguien tendrá la mala suerte un día de tener que sentar a Messi si no se retira antes. Y así le hicimos un homenaje y reconocimiento, con placa incluida, en 1988 en unos locales de la Parroquia de los Dolores tras proyectar la película “Redobles y plegarias”

A partir de 1989 sigue ensayando y recuperando sensaciones pero no le queda más remedio que ser uno más del grupo de redobladores que se va formando; eso si el primus inter pares. Conseguimos incluso que se pusiera guantes como todos. Quería seguir tocando y lo hará con tesón y humildad hasta 1996. Aún se vino con nosotros a las Jornadas Nacionales de Alcora en 1991, donde cerró la comida de clausura con un discurso que puso a todos enn pie. Es en estos años cuando en el disco “Tambores de Teruel”, grabado en 1998 por los Tambores y Bombos de la Oración en el Huerto de Teruel, podemos leer en el libreto anexo “..... los redoblantes de la Dolorosa de Zaragoza, seguramente el mejor equipo de redoble de Aragón”.

Soledad de 1994. Morata con guantes.
Cumplir 40 años dándole al tambor me permite decir que he tocado al lado o cerca de todos los repiqueteadores de la Dolorosa. Los ha habido muy buenos, buenos y también regulares. Entre los muy buenos y buenos los había con más recursos técnicos e imaginación (esto también entre los regulares) que Morata. Pero el temple, la sonoridad, y la vibración que producían sus muñecas provocaban un ángel en el ambiente como nadie ha sabido transmitir y escasos los que se han podido aproximar.

Por eso nos seguimos acordando de él. Hermano de Honor de su Hermandad desde 2007, insignia de oro y Director Honorario de su sección. La Exaltación le dio un homenaje en 2000, las Siete Palabras también le reconocieron en la gala de los 75 años de tambor en Zaragoza, y hace escasos años lo mismo hicieron los de la Banda de Tambores y Cornetas de San Pablo. Como no nos vamos a acordar de él. Porque hablar de la Dolorosa es hablar de la lenta, de la sevillana, de ese repiqueteo de Morata que hipnotizaba a la gente por las aceras y mecía Manifestación marcando el paso  y abriendo camino a la Virgen Dolorosa. Es hablar de la inimitable y tantas veces versionada lenta cortada, marcha insignia de la Hermandad, en la cual el silencio se deja oír, formando parte de un siempre improvisado repique, que ha creado escuela inconfundible y se convierte en seña de identidad de esta Sección.

2006
En una entrevista que podemos leer en la Revista Redobles nº 10 del año 2007 Eduardo decía “la cortada, la lenta, la sevillana…los sonidos de Semana Santa deben teñirse de dolor, de respeto, con sonidos atemperados, nada de ruidos de marchas rápidas. Creo que las marchas lentas de la Dolorosa entroncan de forma perfecta con el sentido de la Semana Santa”. Que siga siendo así.



2011. La última vez que le vi colgarse un tambor

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