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Retablo de la ermita de San Jorge en Huesca |
La historia, mito o milagro, nos
lleva a la Batalla de Alcoraz, en 1096. Allí, las tropas del rey Pedro I
luchaban por conquistar Huesca a los musulmanes. Y fue entonces, dicen, cuando
San Jorge descendió del cielo, montado en su caballo blanco, blandiendo una
lanza, para inclinar la suerte hacia el bando cristiano. Aquel gesto celestial
no solo decidió un combate: selló una alianza entre Aragón y su nuevo
protector.
Este hecho fue interpretado como
una señal divina, y San Jorge pasó a ser venerado como protector del reino. A
partir de entonces, su figura se incorporó al santoral aragonés como símbolo de
lucha, fe y victoria, y con el tiempo se convirtió en patrón oficial de Aragón.
Desde entonces, San Jorge es
mucho más que un santo. Es el espíritu de una tierra que sabe resistir, que no rebla.
Y es que San Jorge, con su iconografía de caballero enfrentándose al dragón,
representa también esa eterna lucha contra lo que amenaza con devorarlo todo.
San Jorge es una de las leyendas
cristianas más universales y la devoción por San Jorge tiene siglos de
antigüedad y se mantiene viva tanto en lo religioso como en lo simbólico. San
Jorge es un santo universal, compartido por católicos, ortodoxos, anglicanos e
incluso venerado en el islam en algunos. Su figura trasciende religiones y
fronteras, y representa algo muy humano: el valor ante el peligro, la fe frente
al miedo, y la esperanza frente a la oscuridad.
Aunque su biografía histórica es
difusa, su leyenda ha sido adoptada y reinterpretada por muchos países,
religiones y tradiciones.
Según la tradición cristiana, un
soldado romano de origen capadocio, que vivió entre los siglos III y IV. Sirvió
en el ejército del emperador Diocleciano, pero fue martirizado y ejecutado por
negarse a renunciar a su fe cristiana. Su martirio habría ocurrido hacia el año
303. La Iglesia lo veneró como mártir desde muy temprano, y su culto se
difundió por Oriente Medio y Europa.
La historia más conocida, la que
lo hizo célebre universalmente, es la leyenda del dragón, popularizada en la
Edad Media, especialmente a través de la "Leyenda dorada" de Jacobo
de la Vorágine. En una ciudad llamada Silca, en Libia, un dragón aterrorizaba a
sus habitantes. Para calmarlo, le ofrecían animales y luego personas, elegidas
por sorteo. Un día, le tocó a la hija del rey. En el momento en que iba a ser
devorada, apareció San Jorge, que se enfrentó al dragón, lo hirió y lo llevó
hasta la ciudad. Allí pidió que todos se convirtieran al cristianismo para
acabar con el monstruo, lo que así ocurrió. Luego, mató al dragón con su lanza.
Una leyenda que representa la lucha del bien contra el mal, del cristianismo
contra el paganismo, y ha sido interpretada también de forma simbólica,
psicológica y política a lo largo de los siglos en Inglaterra, la Corona de Aragón, Georgia,
Rusia, Etiopía, Eritrea…..
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