A lo largo de toda la jornada, el Martes Santo se presenta como un calco del lunes. Lluvias intensas al medio día que vienen y van durante las primeras horas de la tarde, provocando la lógica inquietud. Como las nubes, las dudas se disipan llegado el momento de iniciar las procesiones, que al igual que ayer también han sido siete. A partir de aquí… Martes Santo; distintos recorridos, distintas advocaciones, diferentes pasos, otros colores, otros sonidos… Y frio.
Solo la procesión de Cristo
abrazado a la Cruz y la Verónica retrasó el inicio de su viacrucis, el resto a
su hora; siendo la Hermandad de Cristo Despojado de sus Vestiduras, también en
viacrucis, la primera en presentarse en la calle. Con su “toque de salida”
reciben a su imagen titular que estrena un cíngulo dorado para ceñir la túnica.
El paso por el arco del Dean, para aquellas procesiones que lo pueden hacer sin
duda es un momento especial. Esta cofradía le da un plus adicional al
hacerlo coincidir con la X estación, la de “Jesús es despojado de sus
vestiduras”, mientras tocan la marcha que hace honor a su titular y al nombre
de la “estación”.
Es la Piedad la siguiente en
aparecer. Ni siquiera el entorno en obras con la demolición del cuartel anexo
al Refugio resta solemnidad a la entrega del Cristo y su posterior
enclavamiento en la peana. Lluvia de pétalos, sonido de bombos, himno nacional a cargo de su piquete de cornetas, y a partir
de aquí el traslado; lento, como siempre pero sin
apenas interrupciones. Comitiva de velas y mantillas como ninguna otra,
buscando ese emocionante final en el que se abren las puertas de San Cayetano y
de la penumbra sale la Piedad a recibir al Hijo Crucificado al son de esa marcha de tambores tan solemne, tan "de Piedad". Bueno, las puertas
se abren y cierran dos veces, para en una primera dar entrada al ”memento”,
porque el protagonismo de las cruces in memoriam, desde la pandemia, ha ganado
protagonismo y reconocimiento distinguido en las procesiones.
Viene la Crucifixión desde el barrio Jesús.
Ahí que ir siempre a encontrarse con esta procesión plagada de momentos especiales. Ya son
especiales por su hábito franciscano, pero que decir de su paso del puente
piedra, donde raro es el año que el cierzo se lo quiera perder. De ahí iremos a
la plaza de la Seo, donde el Cristo del Honor y del Servicio y la Virgen de los
Ángeles en su Tristeza protagonizaron el “Stabat Mater” de Pergolesi, el momento
musical de la noche, al que hay que sumar la interpretación del Ave María de
Schubert para despedir a la Virgen en San Cayetano, la cual estrena una
preciosa túnica con una bonita historia que nos llega desde el Líbano. Pero
antes pasaremos por Dormer, la misma calle para muchas, pero que se muestra
distinta cada vez que pasa una procesión.
Pero es la noche del Descendimiento, mejor dicho, de la Virgen de las Lágrimas en su 75 aniversario, que nos llega desde el alejado colegio del Salvador, estrenando carroza para la ocasión realizada en los mismos talleres que la peana de la Divina Gracia. El colegio se tiñe de morado en su salida, como lo hacen las calles con sus hábitos porque tal vez nunca hayan salido tantos como en esta noche. Calles y momentos donde no pueden faltar las jotas, en el colegio, en la Salle, en Santa Engracia, en el Coso... y San Cayetano con su impresionante y atronadora despedida a su Virgen de la Lágrimas.
Serán lo últimos en llegar a San
Cayetano; vienen de lejos. Nos dará tiempo a ver varias veces a la cofradía de la Oración en el
Huerto en su lento avance por la calle Conde de Aranda desde el Portillo, con un
inicio precioso de procesión. En el colegio de los Escolapios les esperaba la
pertinente representación del Prendimiento, a donde llegan con la banda de música de Villanueva
de Gállego que nos ha amenizado ese lento discurrir de la comitiva tras la peana de Nuestro
Padre Jesús de la Oración. Siempre causa expectación ver como luce esta imagen, cierto es que en los últimos años apuesta por la sencillez propia del
momento representado: Túnica blanca, fajín estilo hebreo y cabeza cubierta con
mantolín morado. Ya que hablamos de vestimentas, habrá que hacerlo también de la de María
Santísima de la Confortación, que viste de luto, con un pecherín de azabache con
manto y toca negra, y faja de general, algo que desde la cofradía gusta
destacar, que fue la primera imagen zaragozana que la tuvo. Y si lo pones en
duda, te lo demuestran.
Esta noche la peana de Nuestro
Padre Jesús de la Oración llevaba las velas del color morado, como corresponde a la liturgia del día, y una de las velas del Paso de la Virgen llevaba, como
tienen costumbre en cada aniversario, el escudo de la Cofradía de la Coronación
de Espinas por sus 75 .
Para acompañar a la Eucaristía hay
que acudir a la Parroquia del Perpetuo Socorro. Viacrucis íntimo, procesión
distinta en su cortejo a la procesión del Jueves Santo, que merece ser
acompañada y vivida junto al Cristo del Perdón de la parroquia portado a
hombros por sus cofrades al ritmo de sus tambores.
Retrasaron su salida, pero cumplieron con su cometido. Cristo abrazado a la Cruz no falla a su cita con el viacrucis por las calles de la parroquia del Carmen, como lo hace desde la fundación de la cofradía, a pesar de que ya no forme parte de su paso titular. Vuelve a procesionar por tercer año consecutivo sobre la hermosa peana donada por la cofradía del Santísimo Cristo de la Paz y Santo Lignum Crucis de Calatayud y alargan su recorrido hasta San Cayetano, donde llegarán poco antes de que lo haga el Descendimiento, salvando las obras de la Avenida Cesar Augusto variando el itinerario que les acercaba a la iglesia de Santiago.
Por poner un pero, un pero
aparecido en Ziudad Cofrade, comentado en estas cartas, y debatido en programas
de radio. Hay cofradías que por elevado número de participantes requieren
acotar la plaza de San Cayetano, retirando las vallas, y con ello al público todo lo que se pueda.
Pero todas no somos iguales. Esto provoca que procesiones con una participación
que a lo mejor no llega a la cuarta parte de otras mantienen grandes espacios vacíos
en la plaza y al público alejado de lo que se celebra. Ya pasó el Lunes Santo
en Santa Engracia cuando los cofrades, habiendo atravesado la plaza se concentraban en las puertas
de la iglesia. Y hoy también ha pasado. Admiramos esas fotos antiguas de una
plaza de Sas abarrotada de personas alrededor de la Siete Palabras, dicen mucho del fervor que crea una cofradía o del nivel de expectación de nuestra Semana santa. Imágenes de
televisión o fotos desde los balcones, en según en qué momentos de la noche, no
dan esa imagen de calidez y seguimiento de público que nuestra Semana Santa
merece.
Se nos acaba el Martes Santo, superado
el ecuador del calendario, salvo en el pregón, hemos salvado las inclemencias meteorológicas.
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