Lo pensábamos el año pasado; si tiene que llover que lo haga como el Lunes Santo de 2024, durante todo el día y de manera persistente; en algún momento hasta de forma torrencial. No ha sido así este Domingo de Ramos, en el que no se ha llegado a suspender ninguna procesión, pero a esas horas de la tarde, cuando la primeras procesiones deberían haber iniciado su recorrido y estaba lloviendo, y comenzaron a llegar avisos de que las juntas de gobierno se reunían, de que se aplazan los inicios de procesión media hora, luego otra media, luego otra media... nos temíamos lo peor.
Que difícil tomar la decisión con la inestabilidad que se presenta en este inicio de Semana Santa y con todas las previsiones adelantadas días atrás. El caso es que el pronóstico debió ser claro a partir de las 19,30 horas para todo lo que quedaba de noche porque todas las procesiones terminaron saliendo a la calle a partir de esa hora, dejándonos vivir un Domingo de Ramos en toda su plenitud, con todo su esplendor.
Porque así fue, esplendorosa mañana con la procesión de las palmas, tantas veces vividas y tantas veces disfrutada desde las aceras por el casco histórico, con la cofradía de la Entrada de Jesus en Jerusalén, o por el barrio Oliver con la cofradía de la Llegada de Jesús al Calvario. Como dijimos el viernes, la cofradía de la Crucifixión ha elegido cambiar de procesión, dejando de hacer la de esta mañana por las parroquias franciscanas de Torrero.
Pero el cielo, que se había mostrado durante toda la mañana del color de los capirotes de la "Entrada", con una temperatura calurosa al sol de las que presagian tormenta, comenzó a mudarse a colores grises de todas las tonalidades hasta que comenzó a llover. Solo recordamos la tarde del 2007, el único año que la Humildad suspendió su procesión, como hicieron aquella tarde también el resto de cofradías. Y los que no manejamos más previsiones que las de andar por casa nos temíamos que esto volviera a ocurrir.
Pero no fue así. Y salvo el viacrucis por el barrio de San Gregorio de la cofradía de la Coronación de Espinas que acortó su recorrido, pero cumpliendo con el cometido de acercar la Semana Santa al Hospital Royo Villanova, las demás procesiones se vivieron con todo su brillo en una tarde noche con unas condiciones perfectas.
Y así oímos bandas de música y de cornetas, tambores, bombos y timbales; heráldicas, matracas y cajas chinas, jotas y saetas... ese repertorio de acompañamiento musical que solo se encuentra en Zaragoza. Esperamos el paso de andas, peanas, carrozas y pasos a costal. Acompañamos a obras de arte de hace siglos, junto a imágenes contemporáneas; a vírgenes muy zaragozanas, junto a otras modelos de otras tierras que ya hemos hecho muy nuestras (como sucede en toda España). Viacrucis con la Congragación de Esclavas y el Silencio; o procesiones seculares como la del Nazareno, y traslados que cuentan poco años, como el del Ecce Homo.
Los horarios se vieron afectados, como las costumbres de los que vivimos las procesiones por las aceras. La comisión de recorridos no pensará lo mismo, pero no está mal cambiar el orden de hábitos personales. Mejor busquemos otro sinónimo, pongamos "rutina", porque de "hábitos", en otra de sus concepciones léxicas, hay demasiados cambios. Y a lo largo de estos recorridos hicieron acto de presencia los estandartes de la Piedad con la Humildad en San Nicolás, el de Camino del Calvario con los Nazarenos en Santa Engracia, y el de las Siete Palabras, además de su peana en San Gil para el Prendimiento y la Humillación.
Con el Ecce Homo nos queremos quedar. Superados los años en que los tambores fagocitaban toda expresión musical que pudieran acabar con las matracas; y allí que iban los tambores de las Siete Palabras de acompañantes, como que sin tambores no entendíamos las procesiones; hoy podemos decir que las matracas y el Ecce Homo gozan de buena salud. Solemne salida la de San Felipe, con el sonido de sus cinco timbaletas conciliando con las matracas y el matracón. Precioso; parece mentira la musicalidad que crean con la limitada "nota" que ofrece una matraca; como lo ha sido durante todo el solemne y respetuoso recorrido. En unos tiempos donde nos cuesta poco inventarnos procesiones, este traslado es de lo más justificados, pues la imagen del Ecce Homo requiere y merece este honor en su tránsito a Altabás.
Ya estamos en Lunes Santo y una fina lluvia despide a las procesiones en sus últimos pasos. Deseando que el de 2024 se quede en el recuerdo.
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