jueves, 17 de abril de 2025

CARTAS COFRADES 2025-XVII: Miércoles Santo

 


Esta noche, en la plaza del Pilar, no podemos más que darle la razón al orador del Santo Encuentro cuando al inicio de su homilía dice a los allí congregados que nunca es un Miércoles Santo más, cada Miércoles Santo es único e irrepetible; es la novedad del amor, por eso lleves uno o cincuenta, vienes con la misma ilusión que la primera vez.

Y uno, que pasaría de los cincuenta encuentros, si no fuera por la pandemia (2020,2021) o los suspendidos por la lluvia (2010, 2011, 2013, 2022), da testimonio de ello. Aquellos no celebrados son irrepetibles hasta en el nivel de frustración causado. O el del año pasado, a medio celebrar, pero que dejó estampas para el recuerdo con las dos comitivas del encuentro intercaladas dirigiéndose bajo la lluvia a San Cayetano.

Que decir de este, al que acudíamos acobardados desde la fría noche del Martes Santo recordando el frio de 1996 y 2015, y que luego no ha sido tal. Porque en ningún otro lugar hemos pasado tanto frio como en los encuentros de esos años. Por no hablar del predicador don Pedro Sauras que, haciendo gala de su origen calandino, accede a la plaza tocando su tambor del Calvario. Calandino y zaragocista; porque efectivamente “Gabi no es nuestro salvador” pero me temo que aún tardaremos un tiempo en llenar la plaza del Pilar celebrando el ascenso.

El Miércoles Santo es especial viendo vadear el puente de piedra al Ecce Homo, y distinto desde que en su discurrir hacia San Felipe, se cruza en la Plaza de la Seo con la Dolorosa al son de carracas, timbales, bombos y tambores. Podría ser este momento un buen lugar para la predicación del V dolor, algo que en el pasado ya se hizo. Bajo el balcón de la Maestranza es precioso, pero el recoleto lugar, a pesar de ensayar este año una nueva disposición, se ha quedado pequeño para una comitiva que este año superaba los 400 participantes. Sin olvidarnos del público, al que finalmente se le invita a desalojar.

Este público siempre será bien recibido por las calles de la Magdalena donde nunca sobran. Viacrucis de la Humildad, tan distinto en su cortejo a la noche del Domingo de Ramos. Jesús de la Humildad es la única figura y se porta sobre andas. Opinión personal; me gustó verlo con esa sencilla túnica blanca en el paso de misterio el domingo y que hoy era morada; también sin adornos. Me gustan más las tallas que las “de vestir”; El papa Francisco en su mensaje para la V Jornada Mundial de los Pobres en 2021, dijo como "Jesús nos recuerda que el primer pobre es Él, el más pobre entre los pobres, porque los representa a todos." Vestido como lo vestimos, aquí y por otros lares, podemos olvidar o no transmitir que “la pobreza de Cristo no es miseria, sino una actitud de humildad y de disponibilidad hacia los demás; es compartir la suerte de los más pobres.” (Papa Francisco, Mensaje para la Cuaresma 2014).

Desde 2016 cada Miércoles Santo pone en escena un acto que ya forma parte del corazón de su Semana Santa: el traslado del Cristo de la Expiración, “el Miñarro” que gusta decir a muchos, desde el Pilar hasta San Cayetano. Un caminar íntimo, solemne, profundo. La cofradía de las Siete Palabras, acompañada  en recogido silencio, lleva sobre sus hombros una imagen que conmueve por su realismo. Sin estridencias, solo el solemne sonido de los Ministriles rompe el silencio y el murmullo contenido de los que lo acompañan.

La imagen, aún en andas, cruza lentamente el umbral del templo. Sigue sonando al viento los instrumentos hasta que se da paso a una coral entre cirios y velas. El Cristo es alzado con una delicadeza emocionante. Como si flotara. Y con este acto sencillo y solemne, el Miércoles Santo parece detenerse, aunque sea por un instante.

El Miércoles Santo de 2025 ha tenido un significado muy especial para los miembros de la Cofradía de la Coronación de Espinas, que este año celebran su 75º aniversario con una procesión conmemorativa desde San Cayetano hasta San Felipe, recreando su primera salida con el mismo número de participantes de entonces. Y como en aquel año de 1951 no había cruz in memoriam, pero se quería tener presentes a aquellos que nos dejaron, en el exorno floral del paso de la Coronación se integraban cintas con el nombre grabado de los que ya no están. Un bonito detalle nunca visto.

Por eso, volviendo a frases de la predicación del encuentro sobre lo que puede pensar alguno que el Miércoles Santo “visto uno visto todos”. Aunque el incienso se eleve como cada año y las túnicas repitan sus colores de siempre, que no es el caso; aunque las mismas calles se vistan con los ecos del tambor y el silencio; aunque parezca que todo se repite... Aunque creas conocer de memoria los pasos, aunque tus pies ya se sepan de memoria las esquinas del recorrido…. Aunque puedas haber crecido con todo esto o llegar por primera vez. Siempre, siempre, hay algo nuevo que sentir.  

Es lo que sentiría de poder acercarme al barrio Oliver al viacrucis de la Llegada. O al acto de la Amargura, en la plaza de San Roque con la cofradía de la Humillación; y cerca de allí encontrarme con las Negaciones en su largo callejeo desde Miralbueno a San Cayetano.

El Miércoles Santo no se repite, se renueva.

 

 

 

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