martes, 10 de septiembre de 2019

POSTALES DESDE EL VERANO 2019: El Centro Botín















Lo referido en la postal de Oviedo sirve para Santander. Ciudad pequeña, cómoda, llena de atractivos visuales. Y no solo se rodea de montes, es que además es "la novia del mar", atrapada casi por los cuatro costados entre el Sardinero, la playa del Camello, la de los "Bikinas" y SU enorme bahía.

 A todos sus atractivos, a la vida cultural que le da la universidad de Verano Menéndez Pelayo en la Magdalena, desde 2017 Se une la presencia y programación del Centro Botín. Arte y cultura para la ciudadanía, que ha fortalecido su tejido sociocultural gracias a la Fundación Botín. Y todo contenido en un arriesgado edificio que además han reforzado la unión entre el centro histórico de Santander y la bahía, liberando un área portuaria cerrada al público. Situado en voladizo, es como un muelle sobre el mar con vistas a la bahía, en una integración completa con el entorno ampliando los centenarios Jardines de Pereda.

Lo que decía en la postal de Oviedo. Zaragoza pierde terreno incluso con ciudades que no deberían ser de su liga. Y menos mal que la Caixa aportó lo suyo con su Forum......Pero entre la Bahía de Santander y los solares de la antigua estación del Portillo, como que no hay color.



lunes, 9 de septiembre de 2019

POSTALES DESDE EL VERANO 2019: El Pájaro Amarillo



























"Aquí hizo un alto en su glorioso vuelo,
un águila de espíritu romántico
que atravesó el desierto del Atlántico
entre el asombro del mar y el cielo.

Fue el Pájaro Amarillo, cuya hazaña
tuvo al mundo en suspenso, conmovido,
hasta que el ave audaz encontró un nido
en aqueste solar de la Montaña.

Y al posarse magnífica y serena,
al dejarse caer sobre la arena,
después de domeñar tanta distancia,

al besar estas costas españolas,
dijo el mar de Comillas en sus olas,
loor a la aviación, honor a Francia".
Jesús Cancio

Siempre hay motivos para pasear  por la playa de Oyambre. Buscar el monolito que conmemora el primer aterrizaje de un vuelo transoceánico en suelo español era una excusa pendiente hace tiempo, y deuda recordada todos los desayunos bajo la foto de la asombrada y curiosa chiquillería alrededor del "Pájaro Amarillo".


En plena época de grandes gestas de la aviación, allá por la década de los años 20 del siglo pasado, tres aviadores franceses deciden volar desde Estados Unidos hasta Francia para ser la  cuarta tripulación que logre cruzar el océano Atlántico y los primeros europeos en hacerlo. Entre 1920 y 1927 más de 100 hombres murieron en el intento de cruzar en avión el Atlántico hasta que en 1927 se lograra en solitario.

Pero los pilotos del ¨Pájaro Amarillo” aterrizaron donde no estaba programado el 14 de junio de 1929. Un aterrizaje forzado y de emergencia en la playa de Oyambre, España,  por falta de gasolina debido al peso causado por el primer polizón aéreo. A pesar de que no llegaran al aeropuerto en París, tal y como tenían previsto, habían logrado su hazaña.

En el tremendo arenal de Oyambre fueron recibidos por los veraneantes, que dieron aviso telefónico a quien correspondiera y acogieron a los pilotos en sus casas. Al día siguiente llegaron a Comillas corresponsales de todo el mundo para entrevistar a los aviadores.

Un monumento, ya instalado en 1929 sigue rindiendo homenaje a los tres primeros pilotos franceses que lograron sobrevolar el Atlántico y aterrizaron en España. Ubicado originariamente sobre la arena, el envite  de las mareas y temporales ocasionó retirarlo en 2011, siendo ubicado en el pasto más cercano en 2018. El desconocer este intervalo de ausencia hizo que fracasaran por mi parte varios intentos de encontrarlo en anteriores veranos. La playa es grande, tanto para acoger, sin molestarnos, a paseantes, bañistas, surfistas, bicicletas, cometas, todoterrenos…… , pero no tanto como para no encontrarlo sin motivo, aunque era la fantasiosa excusa que me ponía para volver.

Pero lo dicho, siempre es un motivo pasear por la Playa de Oyambre, aparcar el coche en la Rabia, descender por la ría, bordear la duna, recorrer el arenal hasta el cabo de Gerra, subir la colina, ver atardecer  y descender por la senda peatonal de la carretera hasta el aparcamiento de la Rabia. 



domingo, 8 de septiembre de 2019

POSTALES DESDE EL VERANO 2019: El surfista alemán






Volvemos a encontrarnos con Kay, el surfista alemán de la playa de Oyambre. Un tipo curioso, un enamorado del norte de España, especialmente de la fabada y las croquetas de cabrales. También se  enamoró de una lugareña en sus primeras vacaciones por estas tierras a donde acudió a surfear. Se casaron, se fueron a vivir a Alemania, tuvieron hijos y todo junto hace que no haya verano que no pare por aquí.

No lo vemos todos los años. Desde que sus hijas empezaron a ir al colegio no siempre tienen vacaciones las semanas que ellos decidan. El pragmatismo alemán hace que repartan las semanas de vacaciones escolares según el land, y así no sale a la carretera o a los aeropuertos todos los germanos a la vez. Son así, y a Kay le desespera.... y encima sin croquetas. Le entiendo ¿que haríamos nosotros sin juntar a los primos de las diferentes comunidades autónomas si existiera ese reparto?

Ya lo dice la pareja de Kay, a ver si mis hijas se enamoran de un español y volvemos al pueblo a jubilarnos.

sábado, 7 de septiembre de 2019

POSTALES DESDE EL VERANO 2019: Los decanos de la playa




Doña Carmen y el señor Crisanto son los decanos de la playa. Siempre dicen que llevan más de cuarenta años veraneando aquí, pero eso ya lo decían hace veinte. Comenzaron viniendo con sus hijos y ya lo hacen hasta con biznietos. En España decir cuarenta años es sinónimo de mucho. Antes veraneaban un mes en sus vacaciones de verano; ahora todo lo que quieran desde el inicio de su ya lejana jubilación. Que suerte.

Personas entrañables y discretas, pasean playa arriba, playa abajo, saludando a todos los conocidos, que son muchos y dando conversación a quien les para. A los fijos de la playa nos trata como a "interinos residentes", y lleva un registro de todos, de los que vienen en junio, de los de julio, agosto, septiembre..... si falta alguien te lo cuenta, y siempre sabiendo el motivo.

Conoce la playa como ninguno. Como vienen la bajamar o la pleamar, en que zonas hay que tener cuidado por las corrientes o por la presencia de rocas, donde se encuentra el pecio enterrado bajo la arena que en veinte años yo solo he visto dos veces...... El nos enseño que la playa no tiene dos días iguales, pues es difícil encontrar igual la combinación de los coeficientes de las mareas, con la nubosidad, la temperatura, la velocidad del aire..... y las impresiones de con quien hables. Para él ha hecho un verano fenomenal y para su cuñada "un verano de mierda"

Este año tiene dos temas de conversación: las algas y los tejados. Si le apuntas que hay mas algas de lo normal te dice que es cosa de los ecologistas; que no dejan retirarlas. Dicen que no sean tratadas como si fueran suciedad, que son estructuras  beneficiosas para el litoral, y que los veraneantes debemos integrarlas como parte del paisaje. Le digo que el otro día en la playa de Prellezo los tractores las estaban retirando con excavadoras y volquetes. Me dice que es que esas las venden para productos cosméticos. Pues nada.

El otro tema que le da tema también es de impacto ambiental. Su casa tiene tejado de pizarra y se ha enterado que a la del fondo de la playa, que como la suya tenía pizarra, ante una reforma integral del tejado le obligaron a cambiar a teja roja porque las Normas Urbanísticas de  la Ley de Costas obliga a esta uniformidad. El señor Crisanto dice que aunque se le caiga el tejado porque el cielo se desplome sobre su cabeza no piensa cambiar, que bastante dictadura vivió en su juventud para que ahora, en los últimos coletazos de su vida, le modifiquen sus gustos normas inútiles que digan hasta como debe de ser tu casa. Ha dicho.

viernes, 6 de septiembre de 2019

POSTALES DESDE EL VERANO 2019: El experto en sombrillas







Gerardo es todo un experto en sombrillas. Es un enamorado de la sombra que ofrece la suya. La planta y no se mueve de ella, mientras el resto de su extensa familia se afana en ponerse morena. Solo se moviliza cuando otra sombrilla enciende sus alarmas. Como él dice, colocar la sombrilla tiene su arte y conocimiento de la playa. Se preocupa de la dinámica de las mareas o como rola el viento. Imprescindible su presencia en la arena; ya está él para avisar si vemos que algún novel coloca toallas, esterillas, sombrillas o libros donde no debiera. Uno se va de paseo y cuando vuelve, una ola se ha llevado todo por delante. Por eso les anuncia que donde se han colocado, en media hora llega el agua aunque no lo parezca (siempre hay incrédulos), o la inclinación de la sombrilla para que no se la lleve el viento volando.

 Lo dicho, colocar la sombrilla con él se convierte entre un arte y una ciencia.