No quedaba otra. Había que volver este año al cementerio de Sad Hill en memoria de Ennio Morricone, fallecido hace tan solo unos días. Miguel no nos lo hubiera perdonado si no le acompañamos a rendir tributo a uno de los mejores músicos de la historia del cine. Teníamos que ir a silbar la melodía de "El bueno, el feo y el malo".
Y siendo un cementerio, no nos sorprende que una tumba, reciente y con flores ya le rinda homenaje. Y nosotros, como si fuéramos protagonistas de alguna de aquellas películas de Leone o de Tarantino a las que Morricone puso música, nos ponemos a merendar sobre su tumba con la banda sonora de fondo, no de Siniestro Total sino de La Misión y Cinema Paradis que es lo que procede.
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