Desde el Ayuntamiento pensarán que lo que les faltaba; tener en cuenta en una larga lista de afectados, junto a vecinos, comerciantes, hoteles, carga y descarga, bomberos, invidentes, personas con discapacidad, recogida de basura... ¿también a los cofrades?... y a las peñas si me apuras.
Tampoco era cuestión de pedir que nos extendieran alfombra morada a lo largo del recorrido o un pavimento ondulado de teselas al estilo Explanada de Alicante; pero al menos un poco de consideración con las procesiones.
El nuevo aspecto resulta más amable que antes; de eso no hay duda, cualquier reforma tenía fácil conseguirlo. El peatón tiene más espacio, las aceras se han ensanchado y dispuestas a cota cero con la calzada. Mejor iluminación, parterres, arbolado....
Pero la combinación de muchos de estos elementos, que sobre el papel suenan bien, se vuelve en contra del acompañamiento y el discurrir procesional. O al menos es lo que piensa uno, educado en filas de cofrades dispuestas con escuadra y cartabón. Curioso; ninguna calle, a la derecha o a la izquierda, de las que desembocan en la calle Alfonso tiene arboles o parterres. Aparecen en Manifestación; ni a mala idea. Los que diseñaron el proyecto y los que posteriormente la aprobaron no han pasado o intentado pasar por Manifestación entre las 23 horas del Jueves Santo y la 1 de la madrugada del Viernes Santo, por poner un ejemplo.
La calzada es más estrecha que antes, y aunque esté a cota cero, las aceras no son aprovechables al no ser iguales. En dirección a San Cayetano, la de la izquierda es más estrecha que solo dará para una fila de espectadores si quieres dejar discurrir peatones por la calle, porque alguna procesión querrá discurrir por parte de ella para no ir apretados. La de la derecha es ancha si, pero plagada de parterres (insulsos si no se cuidan o se limpian) que impedirán homogeneidad y comodidad en la disposición de los espectadores. Vamos, un desorden.
Desconozco si en otras ciudades se tienen en cuenta el paso de las procesiones para diseñar calles y plazas, pero a nadie le darían ataques de alardes decorativos para la calle Estafeta de Pamplona.
El urbanismo zaragozano no tiene resuelto como quiere sus calles. en un artículo de hace años del Heraldo decían algo así como que solo hay algo que une los distintos tipos de baldosas que alfombran la ciudad: su heterogeneidad. Las hay de todos los colores y de todo tipo de materiales. Ciudades como Barcelona o Bilbao tienen patentadas su propias baldosas.
Solo en el casco viejo hay hasta una docena de modelos diferentes, siendo los proyectistas los que eligen por su cuenta las que les parecen más adecuadas.
El antiguo decumano romano merecía algo más. Una calle tan céntrica del casco histórico, plagada de edificios de diferentes estilos desde el siglo XV, que comunica la calle Alfonso con las murallas romanas, pedía algo más elegante, más acorde con el lugar donde se encuentra y con lo que se celebra al menos nueve días al año, que para algo otorga a la ciudad una Semana santa de Interés Turístico Internacional. Un título que otras ciudades lucen con orgullo con un cartel cuando entras en ellas por carretera.
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