El Teatro Romano de Mérida es uno
de los monumentos más emblemáticos de la antigua Emérita Augusta y uno de los
teatros romanos mejor conservados del mundo. Construido por orden del cónsul
Marco Agripa hacia el año 16-15 a.C., este teatro ha sido testigo del esplendor
de la cultura romana y es una visita imprescindible para quienes desean
conectarse con la historia antigua.
En la época del emperador Trajano
se levantó la actual fachada o frente de escena, que cuenta con tres vanos por
donde acceden los actores al escenario. Más adelante, entre los años 330 y 340,
bajo el gobierno del emperador Constantino, se introdujeron nuevos elementos
arquitectónicos-decorativos, así como una calzada de cemento. Llegó a tener un
aforo de seis mil espectadores.
Cierta decadencia le sobrevino
con los años de desarrollo del cristianismo, que consideraba el teatro como
algo inmoral. Durante la Edad Media, el teatro quedó abandonado y sepultado por
sedimentos, lo que lo mantuvo protegido durante siglos. En 1910 comenzaron las
excavaciones, y su restauración permitió devolverle su esplendor
El Conjunto Arqueológico de
Mérida, en el que se ubica el Teatro Romano y que es uno de los principales y
más variados conjuntos arqueológicos de España, fue declarado Patrimonio de la
Humanidad por la UNESCO en 1993. El teatro se encuentra en una situación
periférica dentro de la ciudad romana, junto a la muralla, y con gran parte de
su graderío apoyado en el cerro de San Albín.
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