domingo, 17 de noviembre de 2024

VIAJES POR ESPAÑA: El Monasterio de Yuste

 

Carlos V, uno de los monarcas más poderosos de la historia, eligió este monasterio como su lugar de retiro tras abdicar en 1556. Decidió retirarse aquí para llevar una vida más tranquila, alejada de las tensiones del imperio, que en ese momento se extendía por gran parte de Europa. La decisión de elegir Yuste no fue solo por su belleza, sino también por la serenidad del entorno natural, rodeado de montañas, bosques y paisajes impresionantes, que brindaban la paz que buscaba en él.

El Monasterio de Yuste, de la orden de los jerónimos, es una joya arquitectónica. Su iglesia, su claustro renacentista y los jardines que rodean el edificio son solo una pequeña parte de lo que lo hace tan especial. Lo que más impacta al visitante es la armonía entre la arquitectura y el entorno natural. Las paredes de piedra del monasterio parecen fundirse con los verdes paisajes que lo rodean

La agradable discreción arquitectónica de este monasterio y del adjunto “Cuarto Real” de Carlos V contrastan con la fama mundial del lugar y el nivel casi mítico que alcanzó en la cultura de la Edad Moderna como lugar de retiro del emperador, que tras abdicar hizo de este monasterio jerónimo el refugio donde prepararse para su muerte, que tuvo lugar aquí el 21 de septiembre de 1558.

Este monasterio jerónimo había sido fundado en 1408-1414. Uno de sus claustros es gótico y el otro renacentista, contemporáneo de la iglesia construida en 1508-1525. A consecuencia de la Ley General de Desamortización de 1836 el conjunto fue vendido y comenzó a degradarse hasta que en 1857 lo compró el Marqués de Mirabel, que comenzó a repararlo y abrió de nuevo la iglesia al culto. Fue declarado monumento histórico-artístico por Decreto de 3 de junio de 1931 y tras la Guerra Civil, una vez cedido al Estado, comenzó la restauración terminada en 1958.

Enclavado en un entorno privilegiado, el Monasterio se integra en la Comarca cacereña de la Vera y destacan sus jardines y especialmente el estanque que sirvió al propio emperador Carlos V para practicar la pesca. El agua abundante en esta comarca cacereña, junto con los árboles frutales convierte al Monasterio en un lugar idílico para disfrutar en cualquier época del año.

Su retiro también reflejó un cambio en la visión del poder, en la que la contemplación y la fe ganaron importancia frente a la política. Su celda, que aún se conserva, está decorada con sencillez, un reflejo de su renuncia a la vida ostentosa y su deseo de encontrar paz, naturaleza y fe. Por eso presenta una lógica distribución para un retiro religioso, situado junto al altar de la iglesia bajo el cual el emperador pidió ser sepultado, y de donde Felipe II ordenó trasladar los restos de su padre al Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.


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