Templo gótico levantado sobre el
emplazamiento de la antigua mezquita mayor musulmana y mandado construir por
Jaime I el Conquistador en 1273, la catedral de Huesca se encuentra en el lugar
más elevado del cerro sobre el que se asentó la primitiva ciudad de Huesca.
Junto con el ayuntamiento y otros edificios, constituye el centro del recinto
histórico de la ciudad.
En su interior, contempla su
impresionante retablo mayor, esculpido en alabastro por Damián Forment, por eso
nos recuerda tanto al del altar mayor de la basílica del Pilar, en los inicios
del siglo XVI.
Anexo a la catedral está el Museo
Diocesano, que alberga diversas colecciones de arte sacro provenientes tanto de
la propia catedral como de distintas parroquias y museos de la diócesis de
Huesca.
La Catedral de Huesca no solo es
un lugar de culto, sino también un símbolo de la ciudad y su historia. A través
de sus muros, uno puede sentir la mezcla de los siglos que han pasado, el eco
de la tradición religiosa, y la influencia de las diferentes culturas que han
marcado el paso del tiempo en Aragón
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