Las playas de veraneantes no suelen ser muy elegantes. El arbitrio de Petronio no lo tendría fácil buscando Afroditas y mucho menos Adonis. Aún así hay playas que por su ubicación irradian elegancia. La Concha, el Sardinero, o que decir de esta, vigilada por la estatua de un marqués, con una casa a la que llaman "el Duque" u otra cuya puerta diseñó Gaudí. Y luego está, dotando de distinción aún mas a la playa, la presencia de Mari Carmen, todos los días, sin faltar uno, con pleamar o bajamar, con sol o nublado, paseando una y otra vez a lo largo del arenal, exhibiendo pamelas y estilosos bañadores.
Me hubiera gustado compartir su protagonismo con algún Adonis; pero lo dicho. Será que los excesos de fabadas, cocidos montañeses, sorropotun, o sobaos y quesadas no lo ponen fácil. Junto a esto, las del Ministerio de Igualdad no se si van mucho a la playa o cuales frecuentan dada la campaña promovida este verano promoviendo cuerpos sin complejos en las playas y animando a que la gente vaya a las mismas reivindicando la diversidad de cuerpos. Diversidad de cuerpos... yo nunca he encontrado dos iguales.
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