martes, 20 de septiembre de 2022

ITINERARIUM V: Santa Ana y San José

 




A poco que conozcas el patrimonio de esta Hermandad de San Joaquín son las piezas más sorprendentes de la exposición. Incluso para aquellos que se precien conocerla a fondo. Su presencia obliga a acercarse a leer los carteles explicativos para ver que son y de donde se han sacado.

San José y Santa Ana, junto a San Joaquín, eran las esculturas protagonistas del último retablo que tuvo la Hermandad en la iglesia del Convento de Santo Domingo, de las cuales solamente se tenían referencias de su devenir y posible ubicación y que gracias a este V centenario han podido ser rescatadas del olvido y hacerse visibles.

Cuando hablamos del libro conventual de Santo Domingo ya mencionamos como este Lumen Domus se ve aumentado en 1713 por el Padre José Lamana, quien nos describe la capilla, y estas figuras aparecen allí mencionadas, como lo hacen en dos escrituras de las que ya haremos repaso en su momento, al estar también expuestas, donde en 1711 y 1712 el Padre Prior da buena cuenta de la capilla y del retablo. 

Tras los Sitios de Zaragoza a principios del siglo XIX sabemos la suerte que corrió el convento, como se explicó al describir la escultura de San Joaquín en anteriores visitas virtuales, y como se intentó a lo largo de ese siglo reubicar el retablo sin éxito alguno.

Se puede decir que desde entonces hasta esta exposición los cofrades de San Joaquín dejan de tener una relación directa con el culto a estas dos imágenes devocionales. Pero las referencias escritas de su existencia son continuas a lo largo de estos 125 últimos años y están ahí. Solo hacía falta que alguien se decidiera a llamar al convento de las Madres Capuchinas y preguntar por ellas.


Convento de las MM Capuchinas entre la calle Asalto
y la calle Manuela Sancho entre 1877 y 1973.

En las actas de 1897, como ya hicimos referencia al hablar de San Joaquín, se da referencia de haberse encontrado las imágenes en el convento de las MM. Capuchinas en la calle Manuela Sancho. En espera de disponer de altar en San Cayetano, iglesia que el Arzobispado designó como nueva sede canónica, se firmó un acta para dejar las imágenes en depósito en este convento. Y el 27 de octubre de 1899 se recoge en acta que, una vez acondicionada una capilla en San Cayetano, se visite al Arzobispo y recaben de su autoridad permiso para trasladar la imagen de San Joaquín que se encontraba en el altar mayor de las MM. Capuchinas. Se envió un informe al Arzobispo en el que le “suplican se digne conceder su superior permiso para que las Religiosas entreguen y los cofrades trasladen al menos la efigie de su titular San Joaquín, quedándose el retablo y las dos imágenes restantes mientras que la cofradía no haga uso de ellas mayor necesidad”.

Estas referencias aparecen también en la Revista Dolorosa nº 15 de julio de 1997, en el libro de la exposición del Centenario del Restablecimiento de la Hermandad  celebrada hace 25 años en la Sala Hermanos Bayeu del Edificio Pignatelli del Gobierno de Aragón, o en el capítulo 1 del libro dedicado a los 75 años de la creación de la Sección de la Virgen de los Dolores. Constancia había pues para las actuales generaciones cofrades. Y alguna monja también tenía la referencia de cuando la Hermandad acudió a finales de los años 60 del siglo XX  para recuperar el lienzo de la Sagrada Familia. 

Lo dicho, solo había que llamar a la puerta del convento y preguntar, algo que con motivo de la preparación de este V Centenario hizo el cofrade Ricardo Navarro, en un momento nada fácil por las restricciones de la pandemia.  

                




1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por la cita Jorge. Ha sido un tiempo de arduas tareas de búsqueda con la felicidad de buenos resultados co los hallazgos de estas imágenes y la historia del gran personaje para la cofradia y la ciudad de D. Manuel Dronda.