Lo que deciamos en una entrada anterior, de que rara es la iglesia que no tiene su aliciente, pero ninguna con mejor ubicación que la Basílica de Santa María en Aracoeli, entre el Monumento a Víctor Manuel II y el Capitolio, hace que sea una parada muy común para los turistas. que pasa por se una de las más queridas para el pueblo romano.
Para acceder a ella hay que subir por una empinada esclera de marmol con 124 escalones, que contrasta con la anexa "Cordonata" diseñada por Miguel Ángel para subir al Capitolio. El dicho popular dice aquél que las suba de rodillas será agraciado en el sorteo de la lotería nacional. Nunca hemos visto a nadie probarlo. Ahí está desde 1348.
Pero, a pesar de la austeridad externa, el interior atesora historia, belleza y devoción. Fue construida durante el siglo VI sobre otra bizantina. Si bien a finales del XVIII terminó siendo un establo, en la actualidad brilla en todo su esplendor, como merece su privilegiado emplazamiento.
22 columnas de diferentes tipos que fueron sustraídas de algunos edificios de la antigua Roma sostienen las bóvedad que la cumplen. En una de ellas, una inscripción nos recuerda que perteneció a los palacios del emperador.
Pero entre frescos, estatuas, retablos y mausoleos, destaca la famosa talla del Santo Bambino, que dicen estar realizada en madera de olivo de Getsemaní. Ahora en puertas de la Navidad, un buen momento pqara adorar al Niño Jesús, de la que se dice que tiene el poder de resucitar a los muertos (tampoco lo vamos a probar porque todos están muy bien donde están, aunque muchas ausencias nos duelan). Fue robada en 1994 y la que vemos es una réplica. Posiblemente es el Niño Jesús más feo que nunca hayamos adorado, pero eso no quita que veamos todo el altar repleto de correspondencia franqueada con las peticiones de la feligresía devota. Por si le quieres escribir, la dirección es de lo más sencilla
Santa María in Aracoeli
Scala dell'Arce Capitolina, 12, 00186 Roma RM, Italia
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