Cuando entramos en la piazza del Popolo por la vía del Babuino suena un villancico interpretado por una banda militar. Una carabinieri nos recuerda a los turistas que debemos ponernos "la mascherina" mientras, como todo domingo que se precie en una gran ciudad, una carrera popular atraviesa la enorme plaza. En algún sitio hemos leido que es la entrada más bonita a la ciudad, y a nosotros nos lo ha parecido simplemente por acceder a ella.
Subimos a los Jardines del Pincio, que no se encuentra en una de las famosas siete colinas de Roma, pero ofrece unas vistas más bonitas de Roma y facilita abarcar las dimensiones de la plaza. La banda de música sigue tocando y las notas de "O sole mio" llegan hasta el mirador y reclaman que volvamos a la plaza.
Nos sentamos en la fuente del obelisco, uno de los trece que encontramos por las plazas romanas y uno de los primeros traidos desde Egipto. Nos fijamos en las dos iglesias gemelas y jugamos a encontrar las diferencias. La vía del Corso nos reclama camino de la piazza de Spagna.
Decimos adios a la carabinieri, que denota una sonrisa bajo su "mascherina", mientras la banda de música cambia de registro y suena "New York, New York". Es cuando dice Sofía que ahí es donde quiere ir, que ya vale de tanto castillo soriano, tanta iglesia y tanta piedra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario