Otro de los lugares que hace honor a la famosa campaña "La magia de Huesca". Otro de esos lugares mágicos que encontramos por el Pirineo aragonés, la iglesia de Santa María de Iguacel, nombre que deriva de "la felicidad del cielo".
Joya del románico, al final del pequeño valle de la Garcipollera, en la Jacetania, que comenzó a levantarse en el siglo XI en los albores del reino de Aragón, bajo el patrocinio de Doña Urraca y el Conde Sancho como reza en una larga inscripción sobre la puerta de entrada. Lugar de peregrinación en la edad media y ahora un buen lugar para ir de excursión en cualquier época del año.
Una lástima que no se pueda visitar su interior por el contencioso entre la Diócesis
de Jaca y el Gobierno de Aragón por la titularidad del santuario, algo que, gracias a los voluntarios de la Asociación Sancho Ramírez de Jaca, se mantenía todos los veranos desde 1994, pudiendo disfrutar de las pinturas murales y el resto de capiteles.
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