sábado, 8 de noviembre de 2025

POSTAL DE OTOÑO: Concierto en el bosque



El bosque amanecía envuelto en un silencio frío cuando dos jóvenes aparecieron en un claro cargando objetos que no pertenecían a aquel lugar: un teclado rojo, una guitarra brillante y dos pequeños amplificadores que rompían la lógica de cualquier paseo entre los pinos. Colocaron una manta sobre la hierba y prepararon un escenario bajo la copa de un pino viejo, cuyos brazos nudosos parecían curvarse para escuchar mejor cuando sonaron las primeras notas.

Un señor apareció entre los matorrales con una cesta en busca de setas en un otoño no muy dispuesto a ofrecerlas. Al ver a los músicos, se detuvo. No dijo palabra. Tampoco los músicos interrumpieron el hechizo. Simplemente se miraron, y en aquel instante pareció que los tres compartían un pacto: el bosque tenía derecho a la música, y él había llegado para atestiguar lo que estaba sucediendo.

El buscador de setas sonrió, inclinó la cabeza a modo de saludo y, sin romper la magia, continuo su camino, sin hacer ruido, siguiendo rutas que sólo los seteros de siempre conocen.

Cuando un último acorde se desvaneció entre los árboles, el encantamiento desapareció, pero en el aire quedó flotando la sensación de que, en ese rincón del bosque, algo imposible había ocurrido con absoluta normalidad.





 

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