viernes, 7 de octubre de 2011

FIESTAS DEL PILAR 2011: El Pregón

Mañana comienzan las Fiestas con la lectura del pregón, cuyo desfile por causa de las obras se ve afectado, como muchos otros actos, en su habitual recorrido. El pregón de este año saldrá desde la margen izquierda del río Ebro. El motivo son las obras, pero aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, también nos dicen que es por la conmemoración de los 150 años de la llegada del tren a la Estación del Norte (Papá ve en tren. Si bajan los precios del AVE lo haré).


El pregonero será Plácido Díez, director de contenidos de Radio Zaragoza. Como escucho la SER se quien es, pero imagino que su elección habrá dejado frio a muchos zaragozanos al no conocer los meritos que puede haber contraído este periodista para tener tal honor (dentro de su misma casa Juanjo Hernández, David Marqueta, Miguel Mena...... hubieran tenido más tirón popular). De todas formas más nefasta que la elección de González Ferrari en 2000 por el Ayuntamiento de Atarés, difícil de superar.

Este es el pregón. Luego hablamos. Aunque si lo leyera mi padre lo primero que diría es: “a la Virgen del Pilar ni la nombran”. El resto, lo de siempre. Que te nombren pregonero tiene que ser un subidón de ego, pero también un marrón: que difícil tiene que ser hacer algo original sin recurrir a los tópicos. Bueno, menos si eres Jeronimo Blasco, Consejero de Cultura y de no se cuantas cosas más del Ayuntamiento, que año tras otro te suelta su particular y desfortunado pregón, confundiendo el Carnalval con las Fiestas.

¡ZARAGONESES!

¡ZARAGOZANOS Y ARAGONESES!

¡VIVA ZARAGOZA!, VIVA ARAGÓN!

De una vez por todas tenemos que archivar el pleito. ¿Quién fue primero, Aragón o Zaragoza, Zaragoza o Aragón? a quién queremos más, al padre territorio que configura a su capital, o a la madre capital que articula un territorio que se vació para crearla?.

A los dos, queremos a los dos, al padre y a la madre, porque son inseparables y complementarios. El crecimiento de Zaragoza es una consecuencia del éxodo, sobre todo rural, en busca de una vida mejor.

Así se explica que haya pasado de cien mil a más de setecientos mil habitantes en el último siglo. Así se explica el despegue de barrios como Las Fuentes, San José, Delicias, La Jota, el Arrabal, Torrero-La Paz, Valdefierro?.barrios que, después del esfuerzo de décadas, están reclamando ahora la atención que se merecen para que el alma de la ciudad no se extravíe por urbanizaciones artificiales sin historia.

Ni Huesca, ni Teruel, ni los municipios intermedios, han podido contrapesar ni el tamaño, ni la relevancia estratégica, ni el tirón de modernidad de la capital.

Zaragoza es una ciudad abrazada por un desierto, curtida por el viento y suavizada por las riberas del Ebro, del Gállego, el Huerva, el Canal Imperial, y por sus sorprendentes sotos, como el de Cantalobos que no podemos dejar morir, galachos y manchas verdes de regadío.

Como sorprendentes son las puestas de sol desde el azud, desde los puentes y desde el parque del agua "Luis Buñuel". Zaragoza es, a la vez, ciudad marina y novia del viento.

Seríamos injustos si la tratáramos como una madrastra. Bien lo saben los más de veinticinco mil asociados a Interpeñas, un modo de fiestas populares transplantado desde los pueblos a la ciudad, que nació con la democracia, en los barrios, que va camino de los treinta años, y que es, por su singularidad, una de las principales marcas de Zaragoza y de Aragón en España y en el mundo.

Si algo es Zaragoza es una madre de leche de los que, como este pregonero que nació en fuentes claras, nos hemos desplazado desde el territorio y de los más de cien mil que han llegado de otros lugares del mundo en los últimos diez, once años, buscando también un futuro mejor. Zaragoza, ciudad media en todo, tienen bien merecido el título de madre de la diversidad.

Y es esa energía bimilenaria, que se desprende de la coexistencia de culturas, la que está consiguiendo, por ejemplo, que la universidad de Zaragoza recupere influencia en el valle del Ebro en los últimos tiempos al encabezar un campus internacional de excelencia, de investigadores de primera, en el que participan las universidades públicas de Navarra, La Rioja y Lérida.

A veces se nos olvida a unos y a otros que tenemos una universidad de casi quinientos años, con la que el municipio debería identificarse más y de la que debería sentirse más orgulloso. Debería ser, sin duda, otra de las grandes marcas de la capital y el distrito erasmus para estudiantes europeos en el barrio de San Pablo va en la buena línea.

¿Y qué mas es Zaragoza?. Una ciudad cruce de caminos, un gran centro logístico y ferroviario. Precisamente, hace unos días conmemorábamos el 150 aniversario de la llegada del tren a la Estación del Norte, al Arrabal, en la margen izquierda del Ebro, un distrito que, desde entonces hasta aquí, se ha convertido en el más poblado de la ciudad.

El tren, que fue recibido con una gran fiesta ciudadana, llegó al calor de las harineras y de la exportación para impulsar la modernización de Zaragoza.

Con parecida alegría colectiva se recibió a las exposiciones, la hispano-francesa de 1908 y la internacional de 2008, intermitentes y brillantes despertares de la burguesía y de la creatividad local que catapultaron a Zaragoza a la categoría de gran ciudad.

Las dos expos le dieron un baño de universalidad dulcificando su rostro agrarista y su irresistible querencia conservadora.

¿Y qué más es Zaragoza?. Una referencia mundial del automóvil, y del futuro de los coches no contaminantes, y a la vez una referencia mundial de la bicicleta. Y también del ahorro del agua. Zaragoza está asociada también a la marca desarrollo y ecología.

¿Y qué más?. Una regular ciudad de congresos, por la hospitalidad de los que vivimos aquí, y un centro mundial de peregrinación pilarista y marianista, reforzada ahora con la acertada idea del nuevo museo diocesano. Y también una parada obligada para el mundo de la música, con ese símbolo de excelencia que es el auditorio, y el vivero de bandas de pop y rock.

Zaragoza también es cuna de voluntarios, que exportan civismo desde el espacio público, y de cooperantes que están ayudando en los países pobres. Es probablemente la ciudad española en la que más organizaciones solidarias existen en relación al número de habitantes.

Esta noche de fiesta grande quiero tener un recuerdo especial para ellos, para los cooperantes, y para todos los zaragoneses que están por el mundo, embajadores de nuestra humilde y generosa forma de ser y entender la vida.

Entre todos, los que estamos aquí y los que están fuera, hemos conseguido algo que no tiene precio en estos tiempos de desarraigo y pérdida de identidad, que Zaragoza mantenga un admirable sentimiento de comunidad, y unas relaciones humanas de calidad, que no hayamos perdido la atracción por la infancia y los paisajes naturales, que continuemos mirando al cielo, al valle y a la montaña, que hayamos aprendido el misterio de la vida y la muerte, y el valor de la amistad y la cercanía.

Virtudes que, por su autenticidad, tan bien personalizaba alguien muy querido y recordado estos días, el aragonés más popular de las últimas décadas: José Antonio Labordeta.

¿Y qué más es Zaragoza?. Una ciudad de resistentes que se sobrepuso a principios del siglo XIX a dos sitios, que diezmaron su población dejándonos muchos héroes y leyendas populares. Que se sobrepuso a la violencia terrorista contra guardias civiles, militares y un ejemplar político. Que se sobrepuso a devastadores incendios. Y en la que muchos, en el plano personal y familiar, también nos estamos sobreponiendo a pérdidas desgarradoras de seres queridos, a los que hoy echamos mucho de menos, que pusieron a prueba nuestra firmeza de ánimo ante el dolor, que nos hicieron más fuertes.

Por eso, estoy convencido de que Zaragoza se sobrepondrá también a los sobresaltos y a la amenaza diaria del abismo de esta depresión económica, porque si algo confirma nuestra historia es que cuando nos ponemos en marcha, no hay quien nos detenga, bien sea para frenar un trasvase, para defender la libertad o la autonomía, para salvar al Zaragoza de la segunda división, o para organizar las mejores fiestas populares de España.

Vamos a salir adelante recuperando, frente a la locura consumista de estos años, los valores de la moderación y de la sensatez de nuestros antepasados, que se forjaron como líderes en una situación aún más amarga que la nuestra. Vamos a salir adelante cerrando filas con los más débiles, con los que están con el agua al cuello, para que no se quiebre la cohesión social.

Y vamos a apoyar el talento, y, en particular, a los jóvenes bien formados, a los innovadores, a los que tienen las ideas, y a los emprendedores, a los que las ponen en marcha arriesgando en muchos casos la comodidad de un empleo fijo.

Después ya llegarán los inversores y ojalá surja de un modo natural nuestro valle tecnológico, nuestro Ebro Valley.

Innovadores y emprendedores tienen que ser protagonistas del futuro de la capital de Aragón que pasa, estoy firmemente convencido, porque volvamos la mirada hacia las pequeñas cosas, porque hagamos muy bien lo pequeño.

Para terminar, quiero agradecer al alcalde y a todos los grupos municipales este reconocimiento a radio Zaragoza y al periodismo en mi persona, que, como la inmensa mayoría de vosotros, no tiene otro mérito que el de intentar hacer bien su trabajo cada día, con responsabilidad, rodeado de un equipo de una gran valía humana y profesional. Es un espaldarazo que va a reafirmar nuestro compromiso de seguir muy cerca de vosotros, de la vida, con pasión constructiva por Zaragoza y por Aragón.

GRACIAS DE CORAZÓN

¡VIVA ZARAGOZA!,¡VIVA ARAGÓN!

¡VIVAN LAS FIESTAS DEL PILAR!

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