Comienzo a ojearlo en la terraza de los Almau, mientras escucho jotas de fondo, la conversación de Arancha con Francho Almau sobre sus tiempos de joteros en Raza de Aragón y las alertas a los iphone de que a mi primo Alberto ha sido preseleccionado para el concurso del traje regional (la blackberry de Carlos sin embargo no recibe nada).
El suplemento de este año no lo guardaré. Se lo regalaré a mi suegro que en los años 50, con los coros y Danzas y el Pastor de Andorra, se recorrió media Europa y la Cuba de Batista bailando la jota. Para los entendidos y amantes de la jota debe de ser una delicia el suplemento especial de esta año “Pasión por la Jota”que nos recuerda lo que fue y lo que es, y como se cumplen 125 años de su Certamen Oficial.
Mirándolo por encima, con la vista en el papel y haciendo oreja en el entorno, te llaman la atención titulares como “en los albores del siglo XXI, y aunque ha despertado un renovado interés, la jota aragonesa sigue envuelta en tópicos y hambrienta de estudios científicos”. Otro: “Resulta clamoroso que ningún archivo o museo albergue ni un centenar de discos anteriores a 1960”. “La bibliografía de la jota es pobre. Sorprende la escasez de información sobre nuestra música”.
Vamos, como para quejarme de que actividades de esta ciudad con menos de 70 años de práctica no tengan una bibliografía que la reconozca y la de a conocer. Por eso se agradecen los esfuerzos de PRAMES y sus disco-libro sobre la jota, o estos días las entregas del Heraldo de 6 libros ilustrados más 6 cd con la mayor recopilación de textos y grabaciones sobre la jota, algunas de estas provenientes de cilindros de cera y discos de pizarra.
Y como me está entrando una emoción baturra termino al compás de Gigantes y Cabezudos con aquello de “Que Viva la Jota y que Viva Aragón”
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