martes, 21 de enero de 2025

ESTAMPAS DE CIUDAD: Montal


Zaragoza es una ciudad que sabe guardar secretos entre sus calles. Hay rincones donde el tiempo parece detenerse, como si el pasado y el presente se dieran la mano en un pacto silencioso, con un brillo atemporal que no se apaga, incluso con los cambios de los siglos. La entrada a Montal es uno de esos lugares, en la plaza de San Felipe, lugar que también ayuda.

No es la plaza más grande ni la más famosa, pero exuda una armonía que parece no haber cambiado con el paso del tiempo. El conjunto arquitectónico que la rodea, con sus edificios de siglos pasados, se mezcla perfectamente con el bullicio suave de los transeúntes y el murmullo de las terrazas del propio Montal, de Doña Hipólita o del Planta Calle. En el centro, la iglesia de San Felipe, con su elegante fachada barroca, se erige como un faro silencioso que da equilibrio al espacio en donde falta la Torre Nueva.

Todo parece encajar, como si la plaza hubiera sido diseñada para equilibrar el caos de la ciudad con la paz que a veces necesitamos para respirar.


 

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