¿Cuanto hace que no teníamos un Jueves Santo normal?. Ni me acuerdo y no me apetece rebuscar a estas altas horas de la madrugada del Viernes Santo ya. Solo se que desde 2004 no estamos teníamos un pleno de procesiones y esta año apunta a que si. Y como normal no cuenta el Jueves Santo pasado pues ese fue extraordinario con la salida del Ecce Homo y el Calvario por la mañana.
Este ha sido normal, cierto, como nos gusta. Pero ha sido extraordinario también en muchos sentidos y momentos. Se ha seguido el guión establecido y hemos podido acompañar o esperar a las 14 cofradías que durante horas han sido protagonistas de las calles zaragozanas. Ellas y el numerosísimo público que las ha presenciado. Si la calle Alfonso toma la temperatura de la ciudad, ayer esta estaba caliente caliente, tanto que el gentío se desbordaba por todas sus calles adyacentes y especialmente, como no podía ser de otra manera, en la Plaza de San Cayetano. A pie de calle es como se deben de seguir las procesiones. Desde un balcón un rato se está bien, especialmente si no sueles hacerlo, pero creértelo, como mejor..... moviéndote de un lado a otro.
La Crucifixión soltó sus palomas en gesto de ofrenda, oración, paz y libertad. Los dos ladrones acompañan a Cristo en el Golgota, como ayer, dos personas que en su día perdieron la libertad, acompañaron a la Piedad y a la Columna para conseguir, gracias a ellas poder recuperarla. Un nuevo acto nos ofrecieron estas dos cofradías en la primera hora del Viernes Santo y con palabras del Sr. Arzobispo Ureña en la esquina de Manifestación con Alfonso, al son de la impresionante sección de tambores de la Columna y de la evocación timbalera en la que se transformó ayer la de la Piedad conmemorando su cincuenta aniversario de su sección de instrumentos.
La Exaltación nos invita a recorrer los lugares históricos de las cruces históricas de la ciudad. Lastima el programa de mano que nos aleccionaba en años anteriores, pero los tiempos y las nuevas tecnologías es lo que tiene. Fenomenal procesión y emocionante final desde que se marca "cementario", se continúa con la Muerte no es el Final y retumba la plaza con el toque final.
La Verónica vuelve a San Cayetano, y el dorado de sus atributos y los complementos nuevos de la carroza, en días como hoy, relucen más que nunca, como es el caso del la reforma del estandarte titular que ya vimos el año pasado.
Que decir de la Coronación, que te posibilita admirarla de día y de noche en la misma jornada. Una procesión que sin alardes consigue llegar a todo aquel que la presencia por la seriedad y el buen orden de la comitiva.
Volvemos a ver al Despojado en la calle. Ayer menos agrupación musical de lo que en su origen parecía iba a ser y más una sección de tambores al uso, acompañando a su paso titular y estrenando la remodelación de la plaza de la plaza de Cesar Augusto y las escaleras de San Juan de los Panetes.
Que decir del Prendimiento, que en la noche del Jueves Santo no saca su peana del Cristo de Daroca y sin embargo tiene elementos suficientes a lo largo de la procesión para no echarla en falta. ¿Habrá sido la procesión más numerosa de toda la semana? No paran de pasar cofrades y pasos cuando enfilan la estrecha calle Dormer. Y elegante siempre el gesto de pasar por la mismisima puerta de San Cayetano para decir nosotros también nos sentimos de aquí. Por cierto, el miembro femenino de la Guardia Civil hizo doblete, con el Prendimiento por la tarde y con la Exaltación por la mañana. Y es que hay caras que uno no olvida.
También hizo doblete la Banda de Tambores y Cornetas de San Pablo, por la mañana con la Crucifixión y por la tarde con la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Agonía y de Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos. La salida de esta cofradía, emocionante y arriesgada como siempre. Sobraban el ejercito de chalecos de protección civil que se dedicaron a ejercer con celo no se que ordenes de quien a lo largo de los oficios, el traslado al Monumento y el transcurso de la procesión (lo de los 130 se quedaba corto). Un señor mayor terminó encarándose con uno de ellos diciéndole que en su iglesia y en su parroquia solo le da órdenes el párroco, y si le apura el Arzobispo. Una procesión más musical y sonora que nunca, pues ademas de la banda, era acompañado por los Ministriles de Zaragoza y por las heráldicas del SILENCIO, que este año se han multiplicado por SEIS, y esto es una gran noticia.
La Oración en el Huerto se recrea saliendo de San Cayetano e innovando un nuevo recorrido de Jueves Santo. Innovando, siempre innovando, sea con atributos, con las vestimentas del Cristo Orante, con las marchas o simplemente dándole al incensario. Te habrás fijado que han cambiado la greca del paso del Huerto.
La Virgen de la Esperanza nos llena las calles de azul celeste y nos recuerda que sus terceroles al más puro estilo aragonés son exclusivos de esta noche y se los quitarán el domingo en la gran fiesta del Catolicismo. Cuando llegan a San Cayetano el gentío abarrota la plaza.
Gentío que llevaba desde que saliera horas antes el Descendimiento. Perdón por incidir tanto con los tambores. Este año es lo que toca más que en ningún otro, pero es que su sección impresiona. Menos su grupo de piquete, todos juntos. La sección de tambores agrupada en mayor número de todas las que podemos ver estos días. Casi 400 tambores tocando al unísono arriesgadas marchas, junto a las ya tradicionales, que también las conservan. Y les da igual que la calle sea amplia o una callejuela. Siempre de a cinco, siempre. sin perder la compostura y tocando hombro con hombro con el compañero. Que envidia.
Despedida del comienzo del 75 aniversario entre las tradicionales jotas, el redoble de tambores y envueltos en el color morado que pintaba la fachada barroca de San Cayetano.
Por cierto, quien siguiera la retransmisión por la tele entre jota de unos y de otros podría pensar que era un especial Dándolo todo Jota. (solo es un chiste, no una ironía).
Llega la LLegada. Merito de un barrio que acompaña sus advocaciones con devoción y son capaces de estremecer la plaza con sus poco más de 100 tambores que parecen 400. Bienvenida a la plaza de la Semana Santa a la Cofradía de San Lamberto.
Y aunque no queramos hay que cerrar la plaza,, las puertas de San Cayetano y preparar todo para el gran día de mañana. Llega la Eucaristía con todas sus propuestas. Elegancia de personajes, de atributos, de maneras de llevar un paso. De intentar pedir silencio en una sociedad que no valora este sustantivo (y cada vez hay menos silencio en nuestras procesiones). Nuevo cuerpo de acólitos, nuevo pertiguero. Y lo que es más importante, nuevo protagonista, el principal, Jesús ofreciendo la Eucaristía a sus apóstoles y a todo aquel que nos vamos a acercar a verlo cada Jueves Santo o en la Parroquia del Perpetuo Socorro.
Tres menos cuarto de un Viernes Santo. Si corres aún llegas al Boterón a oir cantar a Pipo y empezar el día rezando un viacrucis. Todo CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA
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