Entre estas postales, las estampas de Santillana del Mar nunca fallan. Sus calles siempre ofrecen detalles, momentos, protagonistas que se quedan en la retina del ojo indiscreto par recordarlas durante todo el año. A pesar de todo Santillana del Mar siempre se presenta igual; y este año no iba a ser distinto. Solo las mascarillas te recuerdan lo peculiar de este.
En Casa Quevedo, mientras nos tomamos el vaso de leche mojando el "sobao", nos cuentan que como este verano ninguno; que no han parado de dar sobaos, quesadas, bizcochos.... de la gente que han transitado alrededor de la colegiata. Será por el turismo de los 70 que nos pedían, será por las bondades de Cantabria... Será.
También hablamos con Esther, la violinista callejera que ha tenido que sustituir la orquesta y los teatros por la calle en soledad. El "estado de alarma" le pilló a cinco días de estrenar concierto y desde entonces en paro. Ni siquiera ha cobrado las semanas anteriores de ensayos. Nos recuerda que durante los días de confinamiento todos nos hemos entretenido con la música, la lectura, las películas.... y que ahora...."malos tiempos para la lírica" que cantara Golpes Bajos parafraseando a Brecht . Le agradezco que, a pesar de todo, se deje fotografiar. Le cuento que en mi ciudad hay una violinista "residente de la calle Alfonso" que me echó un broncazo por fotografiarla en plena actuación, ante la cual me disculpé por haberla molestado. Esther me dice que allá cada cual, pero que también podía decirle alguien que cuando pase él deje de tocar porque le molesta la música que ejecuta y tendría la misma razón que ella. a ella le molesta que le roben la imagen y al otro que le roben el silencio. Cuestión de sentidos, cuestión de sentido.
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