Más que una colección de cartas la serie de este año se está convirtiendo en un diario. Un bálsamo terapéutico en tiempos de confinamiento.
Hoy es el sábado del fin de semana de las exaltaciones. Hace justo 25 años (no ediciones) que dejé la cuadrilla. Muchos más de los que llegué a concursar, casi el doble. Pero por unos motivos o por otros siempre he vivido este sábado, imagino que como os pasa a otros, de una manera especial, incluso entrañable, como los recuerdos.
Los recuerdos de los primeros años, cuando te has ganado una plaza en la cuadrilla y te codeas con los míticos de tu cofradía. Y haces doblete porque salías con los críos y con los mayores. Tarde del último ensayo, como si ya estuvieras en la Cruz de los Caídos y el recordatorio de la cita "mañana a las 9 en el Restaurante Hispanidad". Tarde-noche poniendo la gala, atada con lazadas a las palomillas, el hábito colgado en el cuarto después de que tu madre lo haya planchado, colocando el cíngulo y la medalla, para que no se te olvide, sobre el parche del tambor...... Nervios... nada puede fallar, que los mayores (los míticos) se enfadan y se cagan en tu padre.
Los recuerdos de los últimos años. Imborrables. La cosa no nos fue nada mal. No creo que adquiriéramos la categoría de míticos, ni nos cagábamos en los padres de los más jóvenes (se portaban mejor que nosotros), pero las evocaciones sí son míticas. O por lo menos mitificadas por el paso del tiempo.
Cuando el concurso se convirtió en exaltación, celebrábamos la cena de la cuadrilla en La Forja, que cosas, al lado de donde está hoy La Pasión. Hoy sería impensable, se pasan todo el día juntos y hay que descansar y concentrarse. No sé si alguna cuadrilla puede decir que dos de sus miembros se casaron la tarde del sábado víspera del concurso. La cuadrilla entera invitada. 1992. Al día siguiente tocaron hasta los recién casados, que retrasaron su viaje. Como decía antes, no nos fue nada mal.
La tarde del sábado de 1993 decidimos a última hora cambiar la manera de salir. La plaza de toros invitaba a experimentar. Algún vídeo habrá en donde se vea. En 1995 ya la repera. Cambiamos las marchas. Tampoco tuvo mucho mérito porque el cambio suponía tocar la misma marcha entrando que "paraos". Nos habían cogido la matrícula en el concurso del pueblo y era una forma de desconcertar al jurado que de repente no oía lo que esperaba oír. Alguno de los nuestros dice que lo decidimos en el mismo callejón, pero, como decía antes, eso son leyendas de cuadrilla.
Te retiras y sigues unido a la cuadrilla, ahí siguen, por muchos años, algunos de los que empezaron contigo, y los que se fueron uniendo posteriormente. Sigues viviendo el sábado de cuadrilla. Pasan los años y la exaltación infantil es la que te llena. Por diferentes motivos, desde tener responsabilidad en ella a ver salir a tus hijos en la misma. "A menudo los hijos se nos parecen". Vas de patio en patio de colegio, de pabellón en pabellón. El reencuentro con todos los hábitos y los guiones de las cofradías, con personas que hasta esta tarde de sábado no sabes dónde se meten el resto del año.
Y como te vas haciendo mayor, tus hijos terminan tocando en la cuadrilla de concurso. Eso sí, su sábado de cuadrilla es más intenso, a pesar de no ir de boda o no tener cena (ahora hacen comida al día siguiente). Se pegan todo el día de ensayo, haciendo un paréntesis para ir a animar a la cuadrilla infantil y vuelta a ensayar. 'Sábado de intensivo' lo llaman. Llegan a casa, y te transmiten las mismas emociones y sentimientos vividos y todavía rememorados. El padre les ha planchado el hábito que cuelga en la habitación. Se coloca la gala con los clicks, la medalla y el cíngulo sobre el parche para que no se olviden mañana. Los nervios los mismos, las emociones las mismas. sábado de cuadrilla.
Pdta.: Para engrandecer la leyenda del sábado de cuadrilla, se han alterado un poco, solo un poco ciertos hechos. La nombrada boda fue el sábado antes de concursar en Alagón, donde quedamos en el mismo puesto que una semana después en Zaragoza. En el pueblo estuvieron los novios, en Zaragoza no, estaban de viaje, ellos se lo perdieron.
Hoy y mañana nos lo perdemos todos
Concurso 1992. Archivo Chechu Izquierdo
Concurso 1993. Archivo Nacho Parral
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