Me parto. Tras releer varias veces para entender en el BOA una densa e infumable Disposición General de la Consejería de Ciudadanía y Derechos Sociales, de 17 páginas y 4 capítulos, y donde solo pone que se establecen las bases reguladoras de unas subvenciones que algún día convocarán, una disposición adicional nos recuerda que el uso del masculino genérico es aplicable a mujeres y hombres indistintamente.
Casi hubiera preferido leer continuamente lo de todas y todos, vascos y vascas, gilipollas y gilipollos. La tontería contemporánea se está convirtiendo en una enfermedad. El problema es que va a ir a más.
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