Con permiso de Serrat, de Interpeñas o Valdespartera hoy es el día de la Ofrenda de Frutos y del Rosario de Cristal. Del primero decir que las Casas Regionales, promotoras de este acto, han recuperado el protagonismo originario y convierten la Calle Alfonso en todo un Festival Folclorico (al Ayuntamiento montar uno le costaría más dinero), y del segundo, que hoy cumple 120 años, apuntar que es una de las manifestaciones más originales y populosas de las Fiestas, cuando a punto estuvo de perderse hace 30 años en la oscuridad de la Seo y en la modernidad de la progresía imperante.
Ayer le dedicó el Heraldo un suplemento especial que repasa su historia y sirve de guía para la identificación de sus faroles y carrozas. Lo que me sorprendió fue la entrevista que hacen a una historiadora que hizo una tesina sobre Talleres Quintana, la hojalatería fundada a mediados del XIX y que evolucionando a metalistería forjó la mayor parte de los faroles. El entrevistador dixit: “la historia de los Quintana estaba olvidada. Es imperdonable”, y la historiadora responde entre otras cosas “recuperé su historia quemada”. Como si de la familia Quintana no se hubiera hablado en libros y trabajos de Alfonso García de Paso o de Wifredro Rincón (interesantísmo el trabajo de García de Paso Publicado en Tercerol nº 10 de 2006 que lleva por título “Tradición metalistera y vidriera: El Taller de Quintana en la Semana Santa de Zaragoza). Hasta yo he escrito algún artículo pues he manejado facturas y correspondencia de los años 30 y 40 de Talleres Quintana. Por no hablar del libro de Juan Moneva, “Comerciantes de Altura” editado por la Librería General en 1949
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