Uno sale de una Zaragoza, al menos en calendario pilarista, con ganas de respirar aire puro y "porlagloriademimadre" que dentro del castillo de Loarre había más gente al mismo tiempo que la que pudo haber hoy o habrá mañana dentro de la basílica del Pilar, además de esa reducción de horarios de apertura que no ha tenido nunca.
El castillo precioso, como siempre, pero nunca lo había disfrutado tan poco por el gentío presente (cuando se entraba gratis y accedías a todas las almenas, no había tanta). Como para encontrar la carcel del Ministerio del Tiempo
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