Como a Pérez Reverte me gustan los puertos viejos y sabios, "me gustan
los fantasmas que descansan entre sus grúas, a la sombra de los tinglados, las
cicatrices del roce de las estachas en el hierro negro de los bolardos. Me
gusta observar a esos hombres que siempre están allí quietos, inmóviles durante
horas, para quienes el sedal o la caña son sólo un pretexto, y no parece
importarles otra cosa en el mundo que mirar el mar". Patente de Corso 4 de agosto de 1996.
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