¡Esto es Semana Santa! Es el mantra que nos repiten edición tras edición los chicos del Dominum. Este año la "apertura de los sentidos" ha sido más Semana Santa que nunca. Secuencia a secuencia, la escaleta estaba preñada de instantes de Semana Santa, en pequeñas dosis, pero sucediéndose momentos, unos tras otro, vividos y cercanos ya para volver a vivir. Sin evocaciones..... Semana Santa pura, lo dicho, en pequeñas dosis, directamente a los sentido sin tener que traducirlas. Porque ayer el templo no salió a la calle (como hacemos en las procesiones), sino que la calle, nuestra calle semanasantera entro al templo dejándonos más ganas que nunca en lo que llevamos de Cuaresma, de Semana Santa.
Y lo han conseguido sin alardes escenográficos ni actuaciones estrellas, sin representaciones teatrales ni evocaciones. Lo han conseguido con lo más primario, con los toques del piquete que oímos en la calle, con los redobles de los tambores, con la maniobras de los pasos, con ese dosificado en escala redoble de la Columna, con el paso racheado de los costaleros y la voz de sus capataces..... con el olor a incienso......
Si otros años eran las imágenes proyectadas las que te hacían añorar tiempos pasados y desear los días próximos, este año lo mismo, pero además con los protagonistas en directo, con los hábitos, con los instrumentos, con los cofrades en primera persona. No ha hecho falta actuaciones musicales, que a lo largo de los años las ha habido de categoría y de lujo. Pero como los cinco tambores homenaje a los 75 años, o la estupendisima representación de la sección de tambores de la Columna nada igual. Creo que esos dos momentos son un punto y aparte de todo lo que hemos visto estos años en el Dominum. Y no solo porque toca la fibra sensible y primaria de un cofrade de Zaragoza; sino porque fue espectacular. Los dos momentos. El uno con el otro.
En pocos minutos pudimos escuchar a alguno de los mejores tambores de la historia de esta ciudad que todavía se mantienen en activo, ejecutando parte reconocible del patrimonio sonoro del tambor zaragozano. Y si en la última carta decíamos que en Zaragoza marida bien (casi) todo, ayer lo pudimos volver a comprobar en las dos horas que duró la Apertura de los Sentidos. Y en ese "container" de sensaciones que se ha convertido, pudimos deleitarnos con momentos únicos y difíciles que vuelvan a combinarse juntos. Volver a ver redoblar a Charli (lo siento lo tenía que poner), oír a Antonio Navas ¡¡¡dentro de San Cayetano!!, levantar al cielo el barco de la Humildad, oír mandar a Er Pintu el paso racheado de los costaleros (y otra vez,.... y otra vez), estremecernos con el redoble final de la Columna........ Esto solo lo puede conseguir el Dominum Nostrum, acto sin parangón en nuestra ciudad (si ya se que dije lo mismo de otro acto el otro día, pero es que así es nuestra Semana Santa, una sucesión de actos en las que unos no tienen que ver nada con otros pero se complementan). De haber estado Montserrat Caballé ya teníamos el pregón hecho.
Cuando va a ver una procesión muchas veces esperas lo mismo de siempre. Eso es lo que buscas. Al Dominum vas abierto, no sabes lo que te espera. Lo que vimos ayer lo hemos visto centenares de veces, pero por eso mismo, y por lo inesperado, creo que los "130" congregados ayer en San Cayetano salieron más emocionados que nunca.
Ah.... ¿que había más de 130?. Eso me estaba pareciendo a mi. Pues chico, que bien que se portaron todos, allí sentadicos... con las puertas cerradas.......
Enhorabuena a Jorge Sesé por su homenaje, sin duda merecido pues se ha convertido en el cofrade del año. Y una vez más enhorabuena y felicidades a la Asociación Cultural Terceroles. Ayer nos hicisteis sentir Semana Santa (de Zaragoza).
1 comentario:
Totralmente de acuerdo con todo lo escrito, un día que recordare siempre
Publicar un comentario