miércoles, 29 de septiembre de 2010

Diario de un día de huelga I


El despertador suena como todos los días a las 7 de la mañana. Zafarrancho de combate en una casa de 6 habitantes. Antes de ir a trabajar hay que vestir a cuatro, darles de desayunar, preparar los almuerzo, hacer las camas y dejar medio hecha la comida. Las chicas se van al cole, yo al curro.



Mas tráfico del habitual. Pongo la radio, Francino no hace huelga. Oigo declaraciones de representantes y activistas sindicales. Tambien de piquetes "convencitivos" (dice uno). Su discurso suena con 80-90 años de retraso (hubieran sido felices en plena revolución bolchevique, aunque lo dudo).



Llego un pelín tarde. Sólo hacen huelga un compañero de los 11 que trabajamos. El repartidor de periódicos nos ha dejado en el buzón, a la hora de todos los días, el Periódico y el Heraldo. La "chica de la limpieza" (que pertenece a otra empresa) también llega a la hora. El bar de enfrente está abierto con el movimiento habitual, lo mismo que el taller.



Hasta esta hora acuden todas las citas que teníamos, y las llamadas, tanto de relaciones profesionales (educadores de menores, trabajadores sociales, médicos.....), como de petición de consultas son las habituales (los problemas personales no entienden de huelgas).



10,30 horas. Nos llaman del colegio diciendonos que Isabel tiene fiebre. La vamos a buscar. Llamamos al Centro de Salud. Nos dan hora con normalidad, nuestra pediatra tampoco hace huelga.



Continuará (sino viene un piquete "convencitivo").

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