El Domingo de Ramos inspira, y me
apetece seguir contándote cosas. Aunque difícil resulta hacerlo de todo pues en
un día, nuestra Semana Santa se muestra en su esencia casi concentrada. Salvo
del toque de matracas, hoy hemos disfrutado, un año más, de las diferentes
maneras de procesionar que tienen nuestras cofradías.
Día de entradas triunfales, de estaciones de penitencia con la Humildad, de traslados con la Columna, de "siete dolores" con el Prendimiento o viacrucis con los Nazarenos, Humillación y Crucifixión.
De cofradías con gran número cofrade como el Prendimiento, o de no tantos como la Humillación. De pasos a costal o con ruedas (con problemas en algún paso), de peanas y parihuelas. De luz eléctrica o de mucha cera. De hachas de bombilla o de llama y farolillos.
Grandes pasos del siglo XXI, o pequeñas imágenes del barroco. Pero sobre todo mucha música. Veremos más manifestaciones a lo largo de la semana, pero hoy los tambores ya han comenzado a ser los protagonistas, hasta en esa Humildad con sonido a bandas. También los piquetes de cornetas, porque decir Coronación, Nazareno, Columna o Prendimiento supone hacerlo de los más representativos de la ciudad. Y hasta de bandas venidas de fuera para acompañar a la Humildad, una desde Palencia marcando el paso al paso del Sanedrín, otra de Ejea de los Caballeros, sin duda la banda de música con más recorrido de Aragón, márcando el ritmo al bamboleo de los varales. Y a ellos se unieron los tambores, solo los tambores de la Banda de San Pablo, a los cuales los costaleros agradecían que le siguieran marcando el paso cuando vientos y metales guardaban silencio. No se cuantos instrumentos llegarían a concentrar ayer la Humildad. No me atrevo a decir una cifra, pero ponte a sumar entre todos los instrumentos que te he llegado a citar. Y no nos olvidemos del son de las cajas chinas de la Humillación.
Día de saetas por la Magdalena, pero también de jotas, y hay quien dice que hasta Nacho del Rio canto una a la Virgen del Dulce Nombre (Beatriz Bernard si que lo hizo cantando una salve a la salida de la Virgen del Dulce Nombre). Y también oímos en un dolor a la Virgen del Prendimiento en el estreno de su nueva y flamante greca plateada una jota al son de "la Albada". Es un día difícil para conseguir estar viendo todo y a todas. No es Jueves Santo hacia San Cayetano. Las procesiones se concentran en torno a sus iglesias y con recorridos dispares viniendo desde el extrarradio como la Columna o el Prendimiento, o en barrios rurales como la Coronación, e incluso con largos recorridos en bucle que nos alejan del centro a calles con poco sabor cofrade, como los Nazarenos, con sus tres pasos, en su histórico y secular viacrucis del Domingo de Ramos. Recorridos dispares aunque en un momento dado, a la altura del Teatro Principal, el Coso se transformó en Alfonso en Jueves Santo, con Nazarenos, Prendiminento y Humillación esperándose unas a otras a pasar. Y una ambulancia amenazando con disolver filas.
No solo el Prendimiento estrenaba paso. También el de la Humillación faldones y una nueva y flamante Cruz In Memoriam,
No solo el Prendimiento estrenaba paso. También el de la Humillación faldones y una nueva y flamante Cruz In Memoriam,
La mañana es de palmas y ramos. La tarde de petaladas y costal. Mañana de Entrada, tarde de Humildad. Y junto a ellas, cinco cofradías más, lo que pasa que las dos mencionadas se expresan y manifiestan como no lo volveremos a ver en toda la semana y llenan el Domingo de Ramos de una forma especial y contrapuesta.
Por la mañana el cielo se cubre del color de la Entrada. Un cielo, que cuando se mantiene así hace de Zaragoza, transmutada en Jerusalen, un fiesta de colores, sonidos y sabores de caramelos de las palmas, que generación en generación seguimos llevando para, desde la acera acompañar el paso de "la burra". Lentos en su salida, muy lentos, más de 45 minutos saliendo, recreándose en una abarrotada plaza de cofrades con ganas de procesión, de "calandinas" y "paradinhas", en torno a la Samaritana, para luego desplegarse por las aceras a lo largo de todo el recorrido. Unas aceras que luego se trasladan desde las Mónicas a la Seo para volver al mismo inicio, por Dormer y Mayor al paso lento y acompasado y continuo de la Humildad, pero que si no llegas con la suficiente antelación ( y esa antelación puede ser de casi una hora) no coges primera fila.
Azul y blanco el cielo de la mañana. Por la tarde tornándose en azul cobalto, morado, rojo, azul oscuro hasta alcanzar el negro de la noche. Y solo disfrutando de la lluvia a cantaros de petalada en la calle Palomar nº 3 que cubrió todo el barrio de la Magdalena. De otro tipo de lluvia ni hubo ni se la espera. Y con todo lo que hemos visto y sentido, no dieron más de las 0,30 del ya Lunes Santo.
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