viernes, 24 de agosto de 2018

POSTALES DESDE EL VERANO 2018: Subiendo a los Ibones de Millares

Ya contamos demasiado por décadas. Hace cuarenta años que subí por primera vez a Millares. Cuarenta años siempre suenan a otras cosas que pasaron hace más de cuarenta años. Que mejor manera de celebrarlo que subiendo toda la familia y, a modo de lo que hacen otros blogs, explicar la marcha a nuestra manera, como nos enseñaron a nosotros de niños.

Cruzamos desde Els Plans al Monte San Juan (a unos 1.600 metros de altitud) por el puente nuevo que han puesto a la altura del camping del Forcallo. Nada es imposible para la naturaleza, pero creo que este va a ser dificil que se lo lleve por delante una riada del Cinqueta de la Pez..... hemos visto ya tantos ....


 Por la pista que asciende la Selva de San Juan ya no quedan restos del cable con el que se construyó la presa del ibón allá por los 60, pero en cambio, los abetos que aparecen a la izquierda cada año son más altos.




Tras un kilómetro andando (aunque me enseñaron que en montaña no hay kilómetros, hay tiempos), 50 minutos, llegamos al puente de la Ribereta, contruido den 1964. Desde aquí antes se veían las bordas de Viadós, pero ahora no es posible por el bosque.



Nada más cruzar el puente, no hay que seguir la pista, que te devolvería a Viados por el puente de la Palanca, o hacia el Posets bordeando el Clot. Gira a la derecha e intenta buscar el sendero, que al principio no se aprecia. Antaño, cuando las tandas del Campamento Virgen Blanca no paraban de subir, el camino se vislumbraba sin problema. Llegamos a la zona de la Paridera donde el "Dedo" crea un paisaje increible.




La primera pedriza salvada..... ya no es como era antes. No subirán tantos módulos desde Virgen Blanca pero el trazado aquí está ya hecho y suavizado. No se baja como se bajaba......


Este banco hace 40 años no estaba; pero ya lleva unos cuantos. La mochila si. No es "vintage". Es una autentica Altus Pirineos de 1979.



Llegamos al torrente de agua roja, de hierro hemos dicho siempre.


La segunda pedriza. También suavizada. Siempre sabía que había dos pedrizas, pero me autoengañaba año tras año pensando que esta habría desaparecido. Bajando era más divertido.


El "Dedo" nos muestra su cresta por detras, esa que oculta tras ella Los Luceros, la Solana.... o comos los quieran llamar ahora.


Llegamos al barranco donde se juntan los arroyos que bajan de Espadas y de Millares. El siti tradicional donde parar y reponer fuerzas de cara a la subida por las laderas del Espadas. Este es el lugar más cambiado en 40 años. La riadas y los arrastres lo han ttrnsformado completamente.










Cuando vas a acceder al circo conformado por las paredes del Espadas, el Tucón Royo y la Forqueta, ya camino del Collado de Eriste, siempre aparecen los lirios. ¡¡¡¡y estamos a finales de agosto!!!


Este lugar es el más bonito y descansado de todo el camino.

Como en 1978, el primer año que subí, un gran nevero cubre el barranco que baja del collado de Eriste. No todos los años hay nieve. Es más lo normal ahora es que, a estas alturas del año no la encontremos



Echando la vista hacia atrás, el paisaje es increible, desde Punta Suelza al Bachimala, pasando por el Montó, el Puerto de la Madera, los Batouas......




No se porqué esta subida siempre me ha recordado al Lucho Herrera. Sería que algún año, a mediados de los 80 iba reventado e intenté sacar las fuerzas del "jardinerito" 



Bachimala protege nuestras espaldas



Ya estamos aquí. Restos de las cabañas que construyeron los operarios que realizaron el represamiento.


Millares y los Eristes. Tres horas de camino y a casi 2400 metros de altitud.



Todos juntos. Un buen motivo para celebrar 40 años por Gistaín.

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