Merece la pena madrugar para asistir a la "holy comunion" de las 8 de la mañana. Una manera "sostenible", o sea gratis, de visitar la abadía de Westminster y también de asistir por primera vez a una liturgia anglicana, por lo experimentado, no muy diferente a la católica romana, aunque con más recogimiento además de la presencia femenina en el altar. Fuimos dos días. El domingo la eucaristía fue en lo que llaman la "Pantalla de Quire", a los pies el transcoro. La del lunes en la capilla de la Fe, junto a la "esquina de los poetas" y el memorial a Shakespeare, lo que permitió adentrarnos por la nave lateral y disfrutar del recogimiento de una pequeña y austera capilla gótica. El domingo había mucha menos gente de lo que suele haber en el Pilar en la primera misa de la mañana. El lunes solo estábamos 8 personas.
Uno que de inglés no sabe nada, aunque el "amen" lo decía perfecto, hacía lo que los demás "Allí donde fueres haz lo que vieres". Que se arrodillaban, a arrodillarse, que se daban la paz, pues a darnos la paz, que comulgaban con vino y pan, de rodillas y con momento de recogimiento antes de retirarse, pues lo mismo. Un joven oriental con traje y corbata, el único de los asistentes que entroó directo a la misa y cuando se acabó se fue sin miramientos, fue el modelo a elegir. El resto, ataviados de turistas aunque todos parecían británicos, nos hacíamos los "suecos", tras despedirse el sacerdote uno a uno de nosotros, bajo la mirada de Shakespeare, y a paso lento, mirábamos todo lo que se podía en el trayecto hacia la puerta de salida. Un último vistazo a la Silla de la Coronación, que desde el siglo XI ha sido utilizada en todas las coronaciones reales, aunque ahora lleva sin usarse 66 años. También a la enorme lápida del suelo que recuerda a Churchill, lo primero que te encuentras al entrar, si vas mirando al suelo, en esta extraordinaria abadía cuya historia se remonta al siglo XI y está unida a la de la ciudad y a la Corona Británica; pero también a todas las personalidades que han enriquecido la historia de la nación. Impresiona el amontonamiento de tumbas, mausoleos y simplemente menciones a las grandes figuras británicas en todos los niveles del arte, la cultura o la política. En algún sitio estos días he leído que "Westminster ocupa un lugar privilegiado en la conciencia nacional británica". Aquí están enterrados 17 monarcas y es uno de los edificios góticos más importantes del cristianismo.
La fotografía no está permitida dentro de la Abadía de
Westminster. En su página web te dan una buena explicación, y te facilitan la solución (sin marcas de agua molestas ni firmas del autor): "Creemos que la belleza única y la historia de la Abadía son
difíciles de disfrutar con las distracciones que la fotografía generalizada
traería; y que la fotografía disminuiría la atmósfera sagrada e íntima de un
edificio que es, ante todo, una iglesia viva y en funcionamiento. Sin embargo, reconocemos que muchos visitantes querrán
obtener fotografías de su visita. Por lo tanto, hemos creado la galería de
fotos a continuación, a la que se agregarán nuevas imágenes de vez en cuando.
Estas imágenes se pueden descargar para uso personal. Algo que se agradece y por eso hemos cogido un par de fotos para ilustrar esta postal
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