Los paseos por Salduero siempre son agradables. Lastima que esta bella localidad soriana, a orillas de un Duero recién nacido, se haya hecho notoria este verano por noticias alarmistas.
En los bosques cercanos a la zona recreativa del río encontramos tallados en los pinos alguno de los animales que frecuentemente se nos cruzan por el camino. En la colección aún faltan los corzos, los zorros o los tejones, pero seguro que no tardarán en sumarse a la exposición.
Sofía siempre dice que en el colegio no le creen cuando cuenta que todos esos animales aparecen ante nosotros en nuestras andanzas veraniegas. Le dicen que eso pasa en Senda Viva o Cabarceno, y ellas les rebate que esos son zoológicos y que no es lo mismo. También cuando eramos críos había un oso en el Parque Bruil y verlo tampoco era lo mismo.
El caso es que este verano Sofía no ve nada. A principio de curso, cuando se iba al colegio, comenzó a decir que no veía nada de la pizarra. La profesora también lo percibió y aconsejó llevarla al oculista. Es lo que tienen las clases presenciales y que nunca te darán las telemáticas. Se fue al médico en octubre y se esperó la cita para el especialista.
El volante para el oculista llegó en febrero con fecha para el 17 de marzo de 2020. El 16 de marzo, primer día de Estado de Alarma, una llamada desconvocaba, hasta nuevo aviso, la revisión oftalmológica de una niña de 12 años. Y así hasta hoy. Bueno, peor, siempre han dicho que las pantallas dañan la vista, y anda que no ha habido pantallas mientras ha durado el curso a distancia.
Al final de la desescalada se acudió al Centro de Especialidades para ver cuando se retomarían las citas y la respuesta fue que, dada la situación actual ( la de entonces, la de finales de junio) todavía no se pasaban consultas. No se si moriremos de COVID-19, pero del resto de enfermedades o problemas de salud vamos "apañaos". No quedó más remedio que acudir a una clínica Privada, a 300 metros del Centro de Especialidades, obteniendo consulta a las 72 horas. Ahora a Sofía solo le faltan las gafas.
Ah, se me olvidaba decir. La clínica privada es la de la presidenta del Colegio Oficial de Médicos de Zaragoza. Curioso. Es lo que tiene tener que ganarte un sueldo a final de mes: con pandemias o sin pandemias hay que trabajar.
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